Son las 6: 45 a.m, algo temprano aun, pero ya no hay nada que hacer, sino dar vueltas en la cama.
Me levanto, hace frio, no me quiero dar un baño, no todavia. Observo a mi alrededor, y que veo... lo mismo desde hace años; una habitacion pequeña, descuidada y sucia, una vieja cama que chilla con cada pestaña que muevo, mientras estoy acostado; una mesa, un remedo de cocina, donde lo unico que hay son cucarachas, y la alacena donde hay un tarro de cafe; aun queda un poco, y eso raspando el humedo fondo del frasco, caliento un poco de agua en el viejo fogon; no hay azucar, eso ya no me importa, en este momento solo quiero calentarme un poco. Termino de preparar mi cafe, enciendo un cigarrillo, y me siento en el alfeizar de la ventana, a observar esta triste ciudad.
Se nota que anoche hubo un tiroteo, ya se volvio costumbre, se escuchan unos cuantos gritos, y luego unos disparos, hasta que llega el silencio, y despues a dormir; a veces cuando despierto encuentro cuerpos sin vida tirados en la calle, a veces la gente se aterra cuando pasa, pero eso, ese miedo al ver un cadáver, yo no lo entiendo, ya que mi vida se basa en que los sepultureros lleven el pan a la mesa de sus casas y que las funerarias tengan a quien velar, pero ahora no es el momento para que entiendan que hago para vivir.
Aun tengo frio, ya se acabo el cafe, y se consumio en cenizas el ultimo de mis cigarrillos.
Tomo un baño, el agua estaba tibia, y bueno, eso me calento un poco, pero aun mi cuerpo tirita, es la primera ves que siento un frio como este, quisas este enfermo... no, yo nunca me enfermo, no puedo.
Me coloco la misma ropa de siempre, una camiseta blanca, unos jeans desgastados, las botas que me habia regalado mi madre, un saco negro de capucha y una chaqueta de gamuza cafe que pude comprar con mi primer sueldo, pero en realidad, no me importa como me visto, ni siquiera me peino.
Tomo las llaves que estan encima de la mesa
y salgo...