Eran sus horribles ojos negros. Grandes e intensos. Eran como grandes piedras negras incrustadas en aquellos huecos. No sabía si me veía pero el simple hecho de que se encontrara frente a mí me hacía revolver el estomago, pero tal vez lo que más sentía era miedo; un terror enorme y grande que invadía mi ser al ver su cara pálida y blanca que contrastaba enormemente. Tenía lo que parecía arrugas en forma de "U" muy marcadas alrededor de ellos. Su pelo caía negro intenso sobre su cara como ocultándola a la vista de todos, ¡su horrible rostro!, era el rostro pálido y frío de alguien sin vida. Pero esos ojos eran lo peor. Quería poder retirárselos para que no pudiera verme más. Pero al tratar de hacerlo fue mi pesadilla al darme cuenta que me encontraba frente a un espejo.