¡CHÈ......BANDONEÒN!
¿Què el negro Melora un vago? Todo el mundo lo sabìa, pero un vago bueno, màs bien
se dirìa que era un bohemio, de aquellos que les gusta agradar a los demàs con sus
habilidades, y el negro tenìa la habilidad de interpretar muy bien el tango en su bandoneòn.
No habìa reuniòn a la que concurriera sin su instrumento y era muy poco rogado el negro.
Bastaba una mueca, una señal, un pedido realizado en voz baja para que lo tomara y
comenzara interpretando un tango bien rìtmico, de aquellos que se bailaban en los barrios
bajos entre compadritos y percantas.
Era tanto su influencia en los cìrculos que frecuentaba que algùn iluminado le
propuso formar una orquesta con èl de director, y aceptò sin mucha vuelta, asì que se
dedicò a buscar mùsicos. Primero fue a ver al flaco Miraglia que habìa sido violinista de una
orquesta sinfònica en èpocas pasadas. Luego al tumbado Stinzo – llamado asì por ser muy
caìdo de hombros- profesor de piano y por ùltimo al petiso Medina que tocaba el violoncello
como aficionado. A casi todos les gustò la idea menos al petiso.
-¡Vos me ves a mì tocando el contrabajo! Dijo el petiso con fastidio, ¡Voy a ser el
hazmerreír de todo el mundo!
El asunto fue que al final lo convencieron, o lo convenciò la idea de ganar algunos pesos.
Luego vinieron los ensayos, conseguir partituras, vestimenta y por ùltimo darle nombre a
la orquesta. Hubo varias propuestas, “Los galanes del tango”;”Cuatro para el tango”;
”Señor tango” y “Dados blancos”. Este ùltimo nombre les gustò a todos.
¡Ya estaba formada la orquesta! Pero faltaba algo ¡El cantor!
-¿Una orquesta de tango sin cantor? Preguntò el flaco, ¡No así no participo!
Hubo entonces que hacer una selecciòn y el negro se encargò de elegir entre algunos
postulantes. Cuando lo presentò a sus compañeros hubo algunas reacciones.
Canta bien, pero es muy feo – dijo el petiso. ¡ No debemos olvidar que el cantor es la cara
de la orquesta y si lo contratamos a èste la orquesta tendrà cara de mierda!
Al final la elecciòn recayò en un hombre joven muy pintòn que tenìa una voz grave.
-¡Bien de macho! Como la calificò del petiso.
¡Y llegò el dìa del debut!
En el galpòn de la estaciòn ferroviaria se realizò el baile organizado por el Club Social y
Deportivo y la orquesta tìpica “Dados Blancos” hizo su presentaciòn ante la numerosa
concurrencia familiar en el baile denominado comúnmente “teneme el nene que voy a
bailar” Nunca se lo habìa visto al negro màs rebosante, si parecìa que tras las arrugas del
bandoneòn, sus dientes brillaban como perlas, hasta que se largò a llover y se le borrò la
sonrisa. Claro como era un pueblo rural y hacìa meses en que no lo hacìa todos los bailarines
concurrieron a la puerta a observar como descargaba una tormenta que hacìa caer
agua a baldes y aparte la persistente lluvia sobre el techo del galpòn de chapa no dejaba
oír los acordes musicales. Ese fue el debut de la orquesta.
Realizaron varias presentaciones en pueblos vecinos y en uno de ellos el negro encontrò
a su amor, la Eulogia. Ella era muy morocha como èl y bailaba muy bien vistiendo siempre
pollera con tajo al costado y medias caladas. Al poco tiempo al compàs de “La Cumparsita”
se casaron.
¡Craso error el del negro! La Eulogia resultò ser una mujer muy celosa y permanentemente
le hacìa cuestiones por sus llegadas de madrugada luego de actuar con la orquesta.
-¡Me tenès abandonada, nunca puedo salir, eso sòlo ganaste esta noche, andà a saber
con quien estuviste bailando, tienes perfume de mujer, etc.etc,!
Pero el negro era vago pero fiel, solo tenìa dos amores en su vida, el bandoneòn y el tango.
Un dìa al regresar muy de madrugada a su casa la Eulogia quiso terminar con sus amores
dràsticamente.
Tomò una cuchilla de cocina y le propinò cuantas puñaladas pudo........
Hoy con los compases de la milonga “La puñalada” se puede observar a ese bandoneòn
que cuando se estira muestra un arreglo hecho con cinta adhesiva blanca.
El negro ya no sonrìe, ahora tiene cara de triste.....
Tortuga
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