Los siete gatitos

Pasó la noche sufriendo recostada en su canasto de mimbre. Había dado a luz siete gatitos. La gata los aseó uno por uno y alimentó antes de que los nuevos seres vivientes se acurrucaran contra su cuerpo para descansar.
Hasta el día en que comenzaron a caminar, no había notado que uno de los gatitos era ciego. Tropezó con cuanta cosa encontró en su camino, y al cabo de un mes fue desplazado del resto de la familia.
Maulló en busca de la compasión de su madre. Nunca llegó. Se convirtió en el gato despreciado, abandonado.
Dejó de comer y caminar. Maullaba cuando el sueño no lo acompañaba.
Comprendí que el gatito no deseaba seguir viviendo lejos del cariño de su madre. Al mes de vida sucumbió.
Ahora ha de estar viviendo en un paraíso con los suyos, con los ojos abiertos esperando la llegada de mamá y sus hermanos. Sin reclamo alguno. Después de todo, en el reino animal sobreviven los más fuertes, mientras que los débiles son devorados por el tiempo.