Hoy busco tu mesa...
El sol quema, y el ambiente está espeso de fatiga...
Y como si no bastara con las heridas del alma,
busco atropellar mi piel con esa espesura...
y me quedo, me presto para ser marcada...
me hundo en el sillón seco de una oficina blanca...
blanca como las salas de hospital
blanca... como las salas de espera,
como los locutorios de los locos...
blanca...
y circular mi paso, mi ritmo...
el tiempo...
circular, penoso, constante...
monótono
Ansío la playa y la música del mar
que me entregó mi madre al teléfono...
ella me cansa...
me hastía...
ella me parió al dolor y a la sequedad que hoy
me desdibuja...
desconsuelo
torpeza en las miradas
impiedad con las heridas de mi piel...
Busco abrirme
marcarme
sangrar
tal vez el dolor y la sequía se hace más evidente
en el compás de mis uñas trazando nuevos paisajes
en este cuerpo muerto desde ya...
desde antes...
hasta después...
y desborda, también, hasta el límite de mis presentimientos...
sangre que limpia en la lastimadura
incesante y evidente
sangre que arropa
sangre que absorbe
sangre que devora y consume
sangre que es certeza de la muerte que está
y que llamo
y que anhelo
muerte que me urge...
Hoy busco tu mesa...
sangrar sobre el mantel de tu hogar que me asila...
de tu alma que me refugia...
de ese espacio prestado en tiempo y circunstancias que nos acercan...
Hoy busco tu mantel...
no importa si después viene el frío a enmudecer mis huesos...
ya es sabido que siempre llega,
que el confort se va,
que toda piedad se desvanece...
pero busco tu mantel...
y no me importa saber que luego ya no estará...
no me importa saber que no se vive de los espejismos...
no me importa inundarme en la certeza de mi soledad atormentada...
que un mantel es mantel, aún en sueños...
yo sé que no tapa, que no abriga, que no contiene
yo sé que un mantel recoge los platos,
el pan caliente,
el agua fresca... o tibia...
y que el alma se descuelga de los cotidianos...
que desenreda los nudos del alma
al compás de tu inocencia y arrojo a la vida...
Desandemos los caminos muertos,
por una noche,
en dulces sueños que acunas...
Hoy busco tu mantel...
para detenerme
para espaciarme
y luego recoger este cadáver que me transporta
y llevarlo a cuestas con la vida que no quise
pero que tengo en juego
y
que
aún
con todo
no me arrepiento de sostener
(en las horas secas, 11 de noviembre, 14:48)
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