Esto es asqueroso (NO ES PARA NIÑOS) - CAPITULO 5
Capitulo 5
© 2005 Alexandra Riera
Maria se encontró en el eterno dilema de siempre, entrar o no entrar? Y absorta en sus tribulaciones no vió como un brazo se le acercaba desde dentro del ascensor.
“¿Sube?” Le preguntó una voz profunda que parecía llegar desde el mismísimo infierno. Mirando cautelosamente al interior se percató que desde la apertura de una barba oscura colgaba una pipa humeante.
“Si, sí.” Le contestó Maria mientras estrechaba su bolso cerca de ella al entrar.
“¿A que piso va?” le preguntó el dueño de la barba.
Maria se había quedado enamorada de aquella barba y del olor de la pipa y tardó un poco en contestar que ella bajaba a la salida.
“Pues yo subo tres pisos más, espero no le importe subirlos conmigo primero.”
“No, no,” contestó Maria contenta de poder compartir un ratito con esas sensaciones tan espléndidas. Esa barba…ese humo…. Como le gustaría sentir la red de pelos entre sus senos, entre sus piernas, cosquilleándola y acariciándola a la vez que el humo embriagador les envolvía. Inconscientemente se acercó al señor hasta casi tropezar con el.
“Perdón” le dijo él a la vez que notaba que su cuerpo empezaba a entrar en calor al notar el cuerpo de Maria tan cerca de él. El corazón empezó a palpitarle un poco más rápido y tuvo que aspirar de su pipa un par de veces más para intentar olvidar lo que le estaba ocurriendo.
El humo llenó el ascensor completamente y María tosió débilmente doblándose ligeramente hacia adelante rozando al señor de la barba con la cabeza. Los dos estaban en el centro del ascensor. Había lugar suficiente para cuatro personas sin embargo, los dos estaban pegados el uno al otro. Sintiendo los cuerpos, llenándose el uno del otro. Todavía faltaban dos pisos para que llegara la hora de la separación y María sin pensarlo más apretó el botón para parar el ascensor y besó al señor con tal pasión que el pobre hombre no tuvo más remedio que besarla con la misma pasión.
Con una de sus manos la apretó contra él para sentirla bien, para frotarla contra su miembro que estaba a punto de reventar mientras que con la otra mano le levantaba el vestido y luego le bajaba las braguitas. María levantó una de sus piernas y mientras le besaba y le estiraba la barba con una mano, intentaba desabrocharle la cremallera del pantalón. Como no pudo, tuvo que arrodillarse frente a él para hacerlo. Al abrir la cremallera, su pene saltó hacia fuera. No llevaba ropa interior! “mmm” se dijo ella. Mientras él la agarraba del pelo, ella introdujo su miembro en su boca y lo chupó con fuerza, con un ritmo casi diabólico. De repente, de un estirón de pelo la levantó, la cogió entre sus brazos y la puso contra la pared donde ella le atrapó entre sus piernas. Entre jadeos y murmullos, el sudor los empapaba y los jugos se mezclaban mientras el ascensor parecía tocar alguna melodía africana.
Los golpes empezaron a oirse después que hubieran terminado y al oirlos él le dio al botón del piso al que iba y en silencio se volvieron a colocar las ropas.
“Maria, me llamo Maria.” Dijo ella esperando una respuesta de él, una invitación a su apartamento, algo.
“Encantado.”
Extrañada de que aquel hombre no se hubiese presentado le preguntó su nombre justo antes de llegar al piso que había llamado pero al abrirse las puertas y verlo salir se dio cuenta de que aquel hombre llevaba un collar negro en el cuello. ¡Era un cura!
“Lo siento, tengo cosas urgentes que hacer y no puedo detenerme.” Le dijo tranquilamente, como si nada hubiese pasado.
Maria no sabia que sentía, si rabia o arrepentimiento y mientras aguantaba las puertas del ascensor e ignoraba los golpes de alguna otra persona que quería utilizar el elevador le sopló un beso y le dijo adiós; volvió a entrar en el ascensor y pulsó el botón para la salida. Al llegar abajo, dos hombres con trajes oscuros y de mala cara la estaban esperando.
“¿Se encuentra bien señorita? Parece que se ha quedado atascada en el ascensor….” Le preguntó el más mayor de ellos.
“Si, no ha pasado nada, se me había quedado el bolso enganchado en la puerta, eso es todo, gracias.” Contestó titubeante mientras salía.
“Adios” le dijeron al unisono mientras entraban.
“Que es eso que hay en el suelo Rasul?”
“¡Yuck! ¡Lo acabo de pisar! Parece pis……medio seco……”
“Que asco” dijo
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Continuará.... Vaya que si continuará!.......
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No me direis que esto es aburrido, ¿verdad?
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