Otis:
¡Que delirio de semejante magnitud!, ¿Acaso prosiguió la tortuosa tormenta?.
Escépticos, absténgase de procesar lo que innegablemente el mismísimo destino les prepara, puesto que cuando me encontré en la lejana noche de un 23 de agosto, sujetando en mi apática mano los desechos de las inmoralidades de una irracional bestia, intenté necesitar de todo mi juicio, ¡mas otra cosa se podría determinar!, talvez si, pero de esa manera lo trataría un hombre con un frío polar y nervios de acero, pero contar este hallazgo me hace temblar y farfullar, por eso es el carácter poco ético de mi narración.
Hay cosas que no tienen perdón y creo que exagerando, no llegare a refinar la verdadera forma que forzaron los hechos.
Por cierto, tampoco di por sentado, los meses que pase, dando largas caminatas con la mirada extraviada, para mas tarde llegar a casa, encerrarme en el cuarto y desplomarme sin consolar el sueño, como lo concebiría cualquier ser humano ansioso de poner fin a su pesada existencia, aunque fuese por solo unas horas.
Malditos sean, aquellos despojos y aquel monstruoso carnicero, porque es su culpa, ¿comprende? Yo he sido presa del temor, divago en la oscuridad de mi propia mente totalmente desprovisto de valor y cada vez que cierro los párpados, se me aparece la viva imagen de aquella victima ya consumada por aquel artista del horror.
No he mencionado las manías adquiridas: dejar luces encendidas, revisar toda la casa y tener un cuchillo cerca, por si viniera el caso. Hace unos días comencé a imaginar que caprichosas formas esperaban el momento para tocarme por el hombro y luego darme muerte.
En ciertos momentos del día, mi propia conciencia me induce a que la única sicología que resolvería tal estrés, seria un tiro en la cabeza, pero no se preocupe puesto que no existe tal arma en mi poder.
Una noche mientras intentaba descansar a como de lugar, percibí las fuerzas magnéticas del planeta bailando en mi cerebro, el cuerpo se me paralizó y sentí una enorme necesidad de despertar. Tenia todo el cuerpo helado, ¿acaso este era el punto culminante de mis últimos días? , ¿O se trataba de un espasmo por la falta de oxigenación en la habitación? , creo que no tiene caso ya, me robaron la fascinación.
En cuanto al asesino lo encontraran cada vez que alguien mire a un espejo y repita varias veces, las palabras que hice desaparecer por terror a que volviese a caminar por la tierra de los vivos, el cadáver de la victima.
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