Todo comenzó en una fría mañana de invierno, donde todo a mí alrededor estaba cubierto de nieve.
Me asomé a la ventana de mi habitación para divisar a mi padre que vendría a recogernos. Recuerdo muy bien ese día, como olvidarlo si fue el último.
Me subí al carruaje con ayuda de mi padre, al sentarme sentí un gran temor de lo que pudiese ocurrir en aquel viaje a Lodwar, la ciudad de los brujos.
Debíamos cambiarnos a Lodwar, por el trabajo de mi padre, el cambio sería muy radical, puesto que no conocíamos a nadie por ahí, y esa cuidad tenia una fama muy mala.
En el viaje nadie habló: ni mi madre, mi padre, mis hermanos ni yo, solo se escuchaba el sonido de las herraduras de los caballos al galopar. Que ganas teníamos de quedarnos en Eldoret, pero mi padre insistió, y como toda familia burguesa, el señor de la casa manda.
El viaje fue muy largo, pero llegamos. Nuestra casa es parecida a la otra, pero al entrar a ella un gran frío azoto mi cuerpo. Estaba toda sucia, llena de telarañas como si nadie la hubiese ocupado en años. Exploré toda la casa, las habitaciones están demarcadas por extraños símbolos, quizá que serán.
Ordenamos un poco, los muebles estaban cubiertos por telas blancas, al quitarlas de su lugar nos dimos cuenta de lo hermoso que eran aquellos muebles, parecían de sueños.
Con mi madre preparamos la comida, mientras los demás seguían ordenando y limpiando todo. Nos sentamos todos a la mesa, hubo un gran silencio durante toda la cena, nadie quiso hablar por miedo a que mi padre nos dijera algo, pero mi madre muy astuta pregunto:
-¿y dónde dormiremos, amor?
Mi padre sonrió y le dijo:
- luego veremos.
Terminamos de cenar, nos levantamos de la mesa y mi hermana me dice:
- No quiero estar aquí, no me gusta esta casa ni nada de lo que hay aquí!
Yo no supe que decir, porque al igual que ella, yo no quería mudarme de casa, pero en fin, ya estábamos ahí y había que seguir.
Fui al segundo piso, donde están las habitaciones, escogí la mía. En la puerta había un escrito que decía:
- Der Raum des großen Bademur
Me causó curiosidad, pero nada había que temer.
Recuerdo que nos fuimos a dormir muy tarde, no recuerdo la hora, pero ya se escuchaban los zorros aullar.
Sentí miedo por un instante, pero a mi habitación me llevé una vela, la cual se derretía cada vez que la miraba. No podía dormir, me levante, con mucho temor, camine por ese largo pasillo y cada vez me asomaba a las habitaciones de mi familia. Mi hermana dormía placidamente al igual que mi hermano y mis padres.
Fui a la cocina por un vaso de leche. Al bajar las escaleras un gran frío recorrió todo el curpo, por un momento sentí escalofríos. Caminando por la gran casa, sentí pasos que se dirigían al sótano, me dirigí hacia ese lugar, en esa habitación se podía ver una luz muy fuerte. Por mi gran curiosidad entre, y la gran impresión me llevé. Había una niña pequeña, le pregunté que hacia ahí, sólo me sonrió y se fue por las escaleras del sótano, la seguí pero ya era demasiado tarde: ya se había ido.
En la habitación había muchos baúles, de variados portes. Me acerque a uno, que en la parte superior decía: “Bademur”. Lo abrí y corrió un aire muy frío por todo el lugar. Me asuste nuevamente, pero seguí con la búsqueda. En ese baúl había muchos papeles, cosas inservibles para mí, pero me detuve en uno. Trate, como pude, de leer lo que decía:
- die Masse rüttelt und die Winde laufen und der, der Ostbann liest, wird für das ewige Leben des großen Bademur geopfert.
Al terminar de leer, todo comenzó a moverse. Me atemoricé mucho. Comencé a gritar, pero sentí que nadie me escuchaba. Corrí hacia la puerta, trate de abrirla pero fue inútil. De repente, miré hacia el baúl, una sombra negra comenzó a aparecer, estaba muy afligida. Esta comenzó a tomar una forma muy extraña, de pronto un hombre muy bello frente a mi apareció.
Me vio y me dijo:
- Sie sind gewählte, Sie sterben geben ewigem Leben mich..., Im Namen Lodwar
No entendí nada, pero él comenzó a perseguirme por toda la habitación, fue inútil huir, me agarro con sus fuertes manos. Me besó y luego de eso ya no estaba en la casa, sino que en otro lugar, aun lo desconozco, nunca supe que era.
Estaba atrapada en una jaula de cristal, mi ropa había cambiado. Estaba muy extrañada.
De pronto, un grupo de personas, vestidas de negro, me tomaron muy fuerte y me llevaron al lugar donde estaba Bademur. Me pusieron frente a él en una plataforma. Amarraron mis pies y manos. Comenzaron a decir palabras muy extrañas, no sabía porque estaba ahí, lloraba de desesperación. Después de todo eso, una sombra nuevamente apareció, esta trataba de cubrirme por completo, comencé a gritar, pero mi voz ya no estaba.
Una de esas personas se acerco a mí con una espada en su mano. Pensé lo peor, pero estaba en lo correcto.
Se subió a la plataforma, yo estaba acostada en ella y aun así, no le pude ver la cara. De repente, alzó sus manos y la espada atravesó mi cuerpo.
Mi sangre comenzó a correr por toda la superficie donde me tenían, Bademur se acerco a mí y empezó a beber de ella.
Me cubrieron con un manto negro, me arrojaron al fuego. Fue ahí donde mi cuerpo se desvaneció por completo.
Me quede ahí, ya sabia que había muerto, quería saber lo que ocurriría después. Comenzaron a cantar y danzar, pero en un momento todo eso se acabó; llegó un ejército de personas vestidas de blanco, las cuales dio muerte a toda esa gente.
Luego, una luz muy fuerte se acerco a mí. Oí una voz muy angelical que decía:
- Estíbaliz, sieht mich.
Me levante, alcé mis manos hacia arriba, y un grupo de Ángeles fue a recogerme. Me llevaron al cielo, donde pude saber realmente lo que ocurrió.
Desde una nube veo a mi familia todos los días. Veo como lloran mi muerte, pero ya estoy feliz aquí, y supe realmente el porqué de mi existencia.
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