Tantas veces rece por tu llegada y cuando apareciste, supe que te extrañaría, aunque tu silueta estuviera conmigo, pero te ame, te ame con cada célula de mi piel, te ame por los dos y te ame en tu búsqueda del amor , aunque no era yo a quien buscabas para amar .
Cada noche nos dejábamos envolver por las luces de las fiestas y las jugarretas comenzaban. Es imposible olvidar como nos escapábamos de nuestros amigos mientras fingíamos que nos habíamos perdido de ellos , para así encontrarnos y simular que siempre era la primera vez. Esa primera vez en que ya no era tan primera, en la que ya conocíamos a la perfección nuestras debilidades y abusábamos de ellas, para conquistarnos. Ya cada baile y cada beso eran aun mejor. ya que nunca olvidábamos, la incertidumbre de que era lo que pensaba el uno del otro y lo que ocurriría al finalizar la noche , mezclado con la sabiduría de lo pasado.
Nuestras locuras nocturnas me devolvieron la vida, sacándome del mundo, con la esperanza que me siguieras algún día , pero siempre supe que no seria yo por quien lo dejarías.
Tu sonrisa inquietante, me lleno de lagrimas al no saber descifrarla y temí, con cada palabra que salía de tu boca, pensando en que ya era la hora del fin verdadero, pero este nunca llegaba por el gran miedo a enfrentarnos a nosotros mismos y rendir cuentas a la madurez .
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