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Todo comenzó con aquella llamada. Paco notó que algo en su mente empezaba, a moverse, a cobrar vida. Aquellos rostros, paisajes y anécdotas de su pasado, se le empezaron a mostrar, fantasmagóricamente, de nuevo, en la pantalla interna de su memoria. Lo mismo se encontraba en el centro de una calle de tierra, con viejas casas de buhardillas y techos rojos flanqueándole a ambos lados, que se podía ver agazapado en una “leira”, de patatas, escarbando con ambas manos, para sacar los sabrosos tubérculos, que luego pondrían a asar, en las brasas, de una “lumerada”. Notó que el olor, de ese pasado, también se hacía presente. Podía percibir el agradable perfume de la nostalgia, de recuerdos pasados. Hacia muchísimo, pero muchísimo, tiempo que su estado de ánimo no atravesaba una situación similar.
Esos pasajes de su infancia, de su juventud, fueron visualizándose uno a uno, hasta llegar al penoso recuerdo de su embarco, con 17 años, hacia el extranjero. En aquel momento, pensó, “Será una despedida momentánea, un…hasta luego. Pero, ese hasta luego, se convirtió en treinta y tres años de separación. Poco a poco, y cada uno de esos años, fueron enterrando los, ahora presentes, recuerdos. Llegó a dudar de su verdadera existencia, alguna vez. Ahora esa llamada le devolvía parte de su vida, parte de su pasado, todos sus recuerdos. Se volvería a ver de nuevo con los amigos de la juventud, las bases de la verdadera amistad. Los nervios de la espera, del reencuentro con ese nuevo momento, empezaron a tener prioridad en su existencia.
Sentado en el sofá de la sala, Paco, cerró sus ojos y se dejó llevar por su imaginación. Lo que vio, en el centro de un gran valle, fue el gran árbol de su amistad y en aquellas ramas, antes sin hojas, vio que le empezaban a salir nuevos brotes El árbol era alto y fuerte, con un gran tronco anclado a tierra firme. Pero el árbol había cambiado un poco. No era el de siempre. Le había salido una inscripción en la base, en la que se podía leer, “Gracias en nombre de todos, Xose Luis”.
Leira: Campo de cultivo
Lumerada: Hoguera menuda
Dedicado a un gran amigo que supo reunir a toda la panda después de 30 años sin vernos
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