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La historia del fuego.
Conocida es por todos la historia de cómo prometeo robó el fuego a los dioses; pero pocos saben cual es la verdadera historia de la creación del fuego y el por que los dioses no quisieron que los hombres lo tuvieran.
Se acordó que el fuego no seria dado a los hombres pues podría acabar con su raza, crearía conflictos, e incluso podría ayudar a que los dioses perdieran su poder, por lo cual durante la creación se limito el pensamiento de los hombres acerca de eso que luego sería nombrado como fuego,.
El hombre fue creado con limitaciones: físicas para no poder alcanzar la morada de los dioses, con limitaciones en su pensamiento, pues las ideas son también un arma poderosa, solo pusieron algunas cuantas en el aire para que cualquier persona pudiera tomar alguna y con ella progresar, sin embargo la idea del fuego nunca estuvo ni en el aire ni en sus pensamientos.
Ahí, en un lugar frío, cubierto todo de una blanca escarcha, nada era calido, ni los pensamientos, ni en el corazón existía calor, todo se reducía a una batalla, a la búsqueda de algo que les hiciera soportar ese brutal infierno.
Una morada mal dibujada, resaltaba en el paisaje incoloro, ahí un viajero había encontrado su refugio, tal como lo quería, algo sencillo en donde descansar para luego seguir buscando lo inalcanzable, para poder seguir viajando por la imaginación de los historiadores, para tener aventuras desoladoras, un refugio al fin contra el azote de toda la humanidad.
Día tras día, trataba de salir para poder seguir hasta donde lo llevará la muerte, pero siempre era lo mismo, encerrado quedaba, una fuerza casi demoníaca sellaba la puerta, era un mensajero de los dioses, pues se decía que el podía encontrar lo que nadie nunca imagino que existiera.
Así en su morada quedaba el joven, sobreviviendo de lo que el mensajero le entregaba, pues este siendo un dios se compadecía día a día de la suerte del pobre joven, pues el estar encerrado ahí, despertó a los demonios que habitaban en la cabeza de aquel que nunca quiso estar en esa situación.
Los días pasaron y todo seguía igual con el joven y con el mundo, el frio era ya algo cotidiano.
Pero algo sobresalto a los dioses, aquel mensajero se compadeció demasiado del hombre que resguardaba, un acto que cambiaría el futuro estaba apunto de ocurrir.
Una mujer, la princesa del frio, una extranjera toco a la puerta del viajero.
Desde que llego nunca pudo abrir la puerta, pero esta vez era distinto, una joven mandada por la misma afrodita, estaba frente a el solitario caminante, fatigada, desorientada, ella no pertenecía a ese lugar, seguro que era soberana de algún otro sitió, donde las ilusiones todavía se conservan calidas, por que no se veían tanto los estragos del frío eterno.
Entró en la humilde morada, donde había poco espacio, pero donde era bien recibida.
De inmediato cayo en el sueño, para evitar que los demonios entraran a ella, rezo a su guardián que la protegiera durante su estancia. Y así lo hizo, estaba tan identificado el dios con el hombre que todos los caprichos eran cumplidos. Una simbiosis se creo en ese momento, pues el joven necesitaba al dios y el dios ahora necesitaba que el hombre prometiera no salir.
Todo cambio desde que llego aquella extraña.
Algo pareció estar naciendo, la joven era distinta, en la primavera gobernaba a las flores, en el verano a las olas del mar, en el otoño a las hojas en el agua, y en el invierno a la nieve.
Dentro de ella existía algo que hace tiempo se pensaba extinto, el calor de los sueños.
Dudaba el joven en que iba a pasar después, si el cambiaria esa cualidad, pues ahí en él, el calor estaba apunto de esfumarse.
Si todo cambio, pero cambió para el joven, pues algo creció dentro de el, tomo la idea de lo abstracto y comprendió lo dificultoso del amor.
Conforme paso, las ideas se hicieron sentimientos y los sentimientos convirtieron su morada en un cálido hogar.
Poco tiempo era el que realmente pasaba con la chica, pues esta como tomada por un embrujo, ausente quedaba y el joven sentía que moría al no poder complacer a su adorada todo el tiempo, pues las diferencias se hacían notar, un lugar distinto habitaba, unas ideas distintas traía, costumbres y modos, todo era distinto y esto se notaba, pero algo era seguro, mientras estaba conciente la princesa de las nieves, el joven errante trataba de complacer (con ayuda de su cuidador) todos los caprichos de aquella compañera.
Durante las largas jornadas de sueño de su amada, el joven tomaba ideas y las juntaba, las enredaba y no podía ver que era lo que le hacia falta.
Todo era imposible, siempre a la misma hora la joven dormía, por mayor esfuerzo que hiciera, por mas acto siempre dormía y no despertaba mas que unas horas.
Apunto de rendirse estaba el joven, cuando sintió el calido sueño de su princesa, tomando nuevas fuerzas para seguir luchando.
Algo era lo que no podía darle nunca, y eso era el calor de una ilusión, pues cuando se lo diera no dormiría más.
Las cosas seguían igual que siempre, la misma rutina.
El invierno mas largo de la historia seguía su curso, pero el calor se hacia cada vez mayor en ese lugar lejano.
Un buen día, descubrió el valor de las palabras, por primera vez, los sentimientos podía hacerse notar, con algo tan simple, una palabra.
Así se decidió, estando conciente la joven, solo la miró, no hubo más que hacer, para que el lugar derritiera la nieve de su corazón, pero no era suficiente, una palabra faltaba.
Llego del fondo de su corazón, princesa yo te adoro y más que eso, le dijo yo te amo, por todo el tiempo contigo, por todo el calor que me has dado, por enseñarme algo tan lejano para mi, por todo eso yo te hago notar lo que por dentro ahora me esta quemando.
Una mirada lo cambio todo, una mirada de vuelta hizo la diferencia, tal vez era una mirada de agradecimiento o una mirada mentirosa, pues no pudo decir nada.
No podía con el calor, crecía con cada instante que la veía y aunque no cambio nada en el joven, aunque no la podía ver todo el tiempo, aunque se durmiera todo los días a la misma hora y despertara solo por unas cuantas, aun así creció eso que nació de él.
Un día la joven despertó como usualmente lo hacia, pero algo nuevo estaba en su hogar, pues todo alrededor de ella, eran llamas, un fuego abrazante la rodeaba, el fuego que fue creado por el amor hacia ella.
No se sabe bien que hizo la princesa, algunos cuentan que para mantener vivo el fuego también se sacrifico acabando con el invierno entregando el fuego a los hombres, otras personas piensan que ella solo lo aprovecho, pero que guardo consigo siempre el recuerdo de aquel que la libero de la prisión lejana en la que se encontraba.
Nadie lo sabe con certeza.
Pero cuando el dios creador se entero de esto, tomó el fuego y lo maldijo, el fuego llevaría a la destrucción al hombre.
Ha destruido ciudades enteras, civilizaciones han perecido bajo su yugo.
Pero también el fuego es bondadoso pues en sus entrañas esta el amor y el sacrificio de un viajero que lo dio todo por la princesa de la humanidad.

Texto agregado el 20-11-2005, y leído por 3059 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
10-12-2005 pues este siendo un dios se compadecía día a día de la suerte del pobre joven, pues el estar encerrado ahí. MMMMMM. Esta bien te perdono. canelodos
20-11-2005 Es un cuento lindo, así debe de sentirlo la persona para la cual fue escrito. Y siempre es así, uno se sacrifica por el amor, no buscando lo mismo en retorno, sino porque eso viene en añadidura Myadermond
 
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