Cantado una triste canción, he de decirte, he de preguntarte, por qué, ¿por qué no estuviste aquí cuando más lo necesité? Mi pelo...mi dorado pelo caía como las hojas de los árboles en el otoño gris de mi corazón; mi garganta...mi garganta sucumbía quedando en la afonía de una angustiada noche de invierno, sangrando y agonizando del dolor; mi rostro...mi rostro palidecía como el de un fiambre; mis ojos...mis ojos perdían su brillo y alrededor de ellos tornaba una sombra violácea; mi cuerpo...mi cuerpo perdía la fuerza acumulada desde hacía quince primaveras; mi alma...mi alma se encadenaba al destino de una pequeña punzada que empezaba en mi mente, continuaba en mi estómago, y acababa en mi boca, donde salía toda la furia y la ira de aquella punzada. Aquella noche mi cuerpo se reveló,y pude parar la epidemia que en mi se extendía con la poca ayuda de la que precisaba, mas poniéndole la escasa fuerza que me quedaba, logré salir...pero mi pasado me perseguía, y volví a caer, volví a sucumbir ante la furia de mis lágrimas sólo para tratar de calmar mi dolor, y lo único que conseguí fue aumentarlo. Se lo que es pasar las noches llorando, se lo que es ahogarte mientras estás agonizando, se lo que es que el fuego de un dragón traspase tu garganta, se lo que es fingir algo que tratas de evitar... Se tantas cosas que nadie sabe de mí, se tantas cosas en las que nadie puede ayudarme... Nadie estuvo ahí realmente, nadie, pues con sólo unas palabras supe burlar a la gente que por mí se interesó, y al poquísimo tiempo todo estaba olvidado mientras yo seguía con el debate del día a día. Tuve que llegar hasta ahora yo sola, y al darme cuenta de mi soledad, volví, comencé de nuevo, y sin nadie tornar una sola palabra para ayudarme, cada día sucumbo ante la recuperación que todo el mundo cree que llevo. Nunca saldré de esta, esta vez no lo haré, pienso seguir mi trayecto hasta el final, y nadie me podrá parar. He de hacerlo, no merezco otra cosa, mi pecado fue la gula y he de hacer que Dios, si de verdad existe, me perdone. Pero me corrompe tanto, me angustia tanto...No sé donde llegaré esta vez, pero sea lo que sea aquí deben aceptarlo, y yo debo seguir mi camino sin dejar que nadie me influencie...No puedo, no debo...¿qué diferencia hay? He de seguir a pesar del dolor, a pesar de mi pálido rostro, de mi pelo caído en mis manos, a pesar de la escasa fuerza que me levanta día a día, a pesar de la afonía y la sangre de mi garganta. Ojalá nadie siga mi camino, ojalá todo el mundo se acepte tal y como es, ojalá esto desaparezca para siempre y para todos, excepto para mí, que sigo condenada a seguir hasta que alguien me pare, pero sé que nadie lo hará, ¿quién va a querer a una persona que acepta ser una enferma repugnante y no acepta el curarse? El miedo ya pasó, ya pasó... se convirtió en constumbre el dolor, mi pelo dorado en el suelo, mi sangre en mi boca, mi palidez ante el espejo... todo forma parte de una rutina que he de seguir hasta el final. Esta mañana el sudor frío y la angustia volvieron a invadir mi cuerpo a la hora del desayuno. Lo supe rechazar con agilidad y el tentempié acabo saliendo por donde entró...A la hora de la comida el mismo dilema. Con tristeza y asfixia tragué lo que pude...y lo mismo volvió a ocurrir. Sorteé todo tipo de alimentos durante las siguientes horas; hasta que la cena se presentó amenazándome. Con ansia volvía a tragar, mas sintiendo que mi estómago no aceptaba dicha masa de alimento...No quiero hablar de ello. Cada comida es un incordio, cada hora que pasa es una angustia fingiendo estar bien...fingir...¿por qué finjo? Porque jamás me perdonaría hacerles daño a las personas que llegan a lo más profundo a mi corazón. No podía más, rompía a llorar a cada segundo de pensamiento, a cada minuto de sentimiento...Si queréis pegarme hacedlo, si queréis maltratarme hacedlo, si queréis matarme hacedlo, pero para hundirme no debéis hacer nada, pues ya lo habéis hecho. Por qué, ¿por qué me toca a mí vivir esto? Por qué, ¿por qué me hacéis esto? No puedo salir de mi calabozo sin vuestra ayuda, no puedo autoaceptarme, no puedo cambiar sólo con unas palabras, pues no ansío horas de ayuda, no, ¡¡sólo necesito que alguien me aclare cuál es mi destino!! No saldré adelante jamás, pido ayuda abstractamente a gritos, pido que alguien se de cuenta de lo que pasa... Necesito ayuda...estoy enferma, y sucumbo de nuevo, he de seguir la rutina del día a día, no estoy loca, ¿pero tan grave es la bulimia? |