Y mi alma se quema entre las palabras de engaño que me diste una vez…
Y vuelvo a caer, y vuelvo a tocar el suelo con las mejillas llenas de lágrimas ensangrentadas por tu ausencia.
No sé si duele más la caída ó tu ausencia… quizás podrías ayudarme a descubrir respuestas, ¿no crees?
Mis ojos se secan lentamente, ya no quedan lágrimas… ya no queda sangre que derramar, ya no hay más nada. Sólo las huellas en mi rostro, en mis brazos y en mi alma.
¿Fue un sueño? Así pareciese, fue todo tan rápido, fue todo tan repentino. ¿Porqué cuando se cree que todo esta bien, se acaba?
Creí ser parte de algo, más ya no sé de que fue… más creo que sólo fui yo, nunca se compartió…
¡Y ese maldito sueño! Ya no he de confiar en los sueños… ya no he de confiar en mi don. O quizás no lo pude interpretar, o quizás me cegaste con tu comprensión y empatía.
Sé que no fue todo producto de mi imaginación… ¡no estoy loca! Menos desquiciada… es tan sólo que vi luz donde solo había oscuridad, vi camino, en donde no había salida… vi tus ojos en dónde solo era un simple reflejo.
¿Enojada? No, no lo estoy, más bien creo que desilusionada es la palabra… de ilusiones no se vive… menos de esperanzas. Pero pensé, creí, imaginé… soñé, que sería diferente esta vez. Ahora sé que no es bueno llenarse la boca de palabras, las cosas que se pronuncian pueden dañar más de lo que se espera… y si hay un abandono silencioso, peor aún.
No te guardo rencor, más es la impotencia de tu ausencia… no de tu compañía; por ahí dicen “nacemos solos, morimos solos”… y creo que es verdad… por que si alguien quisiese acompañarte en el camino hacia el descanso, muchos quedarían cansados en el camino… y al final terminarías llegando solo.
Necesito algo, más de lo que lo había necesitado antes… necesito de esa agua que sacie mi sed… necesito de esa cura, que calme mi enfermedad. Sigo adelante, no por esto me detendré… pero duele levantarse, curarse las heridas… y seguir el camino así como si nada. Pero como siempre, sé que puedo hacerlo… más espero que esto sea un fin… no creas que te esperaré, no creas que detendré mi marcha por ti.
No sé si tus ojos aún me hacen temblar… pero tengo claro que no quiero averiguarlo… ¿para que arriesgarse?
Ni mis labios, ni mis manos… si quiera mis ojos esperan ya por ti… sólo basta que te desvanezcas y me dejes partir…
Buen viaje a ti también…