¡Que Vida!
Al respirar huelo la humedad del cemento, al mirar hacia el cielo veo estrellas lejanas que solo he guardado en mi mente y que brillan solo en mis sueños. Al amanecer el sol, vuelvo a respirar, estoy tendido en una roca; cierro los ojos y comienzo a correr en libertad, el viento se rasga a mi paso y el sol me enceguece, aún así corro sin saber a donde llegaré. De pronto siento gruñidos, me han despertado he vuelto a mi realidad.
- La comida, la comida – escucho que gritan mis hambrientos compañeros, luego se acercan sigilosamente ha husmear las raciones, mientras el guardador se aleja con cuidado.
Vivo en un recinto bastante pequeño, si trato de caminar más allá me golpeo con rejas que limitan el lugar, razón por la que me tiendo en esta roca para soñar. Hoy no estoy de humor estoy desanimado y más solo que nunca, mis compañeros no se inmutan, ellos están adaptados en esta especie de cárcel, hay veces que se burlan de mi, creen que soy un dormilón y un aburrido, sin embargo, necesito tiempo y espacio para poder respirar.
Las imágenes golpean mi mente, las veo una y otra vez, puedo escuchar el viento, puedo empaparme de agua y sentir la suavidad de las piedras en el río, puedo ver a mi madre cazando, con solo contemplar el desagüe, puedo ver el sol en el cielo aunque solo vea oscuridad y escuche la soledad de una gotera; recuerdo días felices entre los juncos y la paja seca, la calidez de mi refugio y a mis hermanos retozando y jugando a ser feroces, “aaarg”, recuerdo que dije, presentí algo, se hacía tarde y nuestra madre no regresaba. De pronto escuché ruidos en la maleza, se oye un disparo y un gruñido de dolor; - está muerta, déjenla ahí – entonces corro quiero estar con ella, pero unos monstruos armados de cuerdas y rejas me arrebatan la libertad.
-Vamos leoncito, despierta es tiempo de ser admirado por esas personas, quieren contemplar tu inteligencia y tu fuerza.
Los miro con desprecio, y me asomo al cuadrado de libertad que me han dado por selva, allí están todos madres, padres y cachorros humanos tratando de ser felices con la desgracia ajena. Me asomo a la reja y veo a una niña, me muevo nervioso, de pronto miró el tejado la pequeña, quiere saltar, cae; se oyen gritos desesperados, corro hacía ella y observo sus ojos son dulces, recuerdo mi niñez, mi inocencia, mi vida se refleja en sus ojos, ella sonríe; entonces comprendo “ AUNQUE ESTÉ EN LO MÁS PROFUNDO DE UN ABISMO, SI EL AMOR Y EL DESEO DE VIVIR SIGUEN LATENTES EN MÍ, TENGO ESPERANZAS DE SER LIBRE”. Escucho aplausos y suspiro, soy un héroe para ellos no he dañado al cachorro humano.
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