Durante muchos tiempos, he sido niebla y frío sobre la atmósfera,
Sueño con una nube constante que no sea ni mi alma, ni yo,
Me he expandido sobre la galaxia en territorio húmedo y desvalido
Invisible mas vital, fatal y conciso.
Precisamente hoy, mitad día, mitad noche,
En que se expande mi textura siendo una con el aire,
He venido a ser llamada libertad y pena, sufrimiento del martirio en calma
Y encarnado.
He creado susurros en la noche y exigido auxilio,
Predominando sobre mí, una necesidad de que me canten,
Canción de cuna alguna o lamento,
Que desaparezca con mi gemido, llamado brisa, durmiente en pétalos de rosas.
Formando parte de la sublimidad de los montes,
Seré el que desaparece sobre el mar en calma,
Despojado por otra, por la que suplica ante la rosa de los vientos,
Moriré, pero mi muerte, me será eternidad y memoria.
He de volar y coger el rocío que se baña en mi cuerpo,
Predominante siempre y vencido,
Pero ya me rindo, porque estoy cansado
He de morir en confines extranjeros.
Culpa vuestra es, culpa mía es,
Aún así, seré recuerdo ante humanidad toda,
Porque soy gemido inalcanzable,
Corro ante mi propio martirio y soledad.
Vacío y triste, acompañado únicamente de estrellas,
Aquellas que ni siquiera poseen luz propia,
Son mi amargura y amiga,
Mi calma y mis hijas, hijas del viento invernal.
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