Guardé gastadas mis alas blancas
en una flor que esconde tu voz:
"¡Mar y tierra!" Gritaban mis ganas
y un vago silencio de pronto surgió
Desde ese instante se hicieron las brechas
cada vez mas estrechas y cortantes
Las aguas se secaron y brotaron las piedras
que quedaron pendientes de un cielo inefable
Se hizo la nada mi pensar constante
y llena de huellas la playa quedó.
Texto agregado el 17-11-2005, y leído por 132
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