Ahí estaba yo delante de farmacia, esperando comprar mi primera caja de preservativos, esperando que se quedara vacía de clientes, para hacer mas llevadero aquél tremendo trauma de vergüenza que me suponía.
En tres intentos anteriores, en tres farmacias distintas, ante la farmaceutica terminé pidiendo aspirinas, incapaz de pronunciar la palabra preservativo.
Cuando no vi a nadie... entré. y le pedí la caja al farmaceutico. Para no notarse que era un pipiolo intenté mostrar seguridad.
-De 12 o de 24.- me preguntó el farmaceutico.
mi cara empezó a ponerse colorada.
-De 24 - contesté con una sonrisa pícara guiñándole un ojo al farmaceutico. En realidad quería no pasar otra vez por ese trámite.
La puerta se abrío y entró una cliente. El farmaceutico desde la rebotica me gritó: DE QUE MARCA?. mi cara roja.
-Durex. respondí.
-ALGUNA TALLA EN ESPECIAL?
-no no. Mi cara rojo fuego y otra cliente que entró.
El farmaceutico puso la caja en el mostrador y buscó papel para envolverlo pero justo se acabó el rollo y fue a buscar otro a la rebotica.
Otra clienta que entró, y la caja a la vista de todo el múndo.
Salió una dependienta de la parafarmaciá.
Entró Don Ramón, el profe de matemácias.

Cuando por fin salí, un coche se paró bruscamente pensando que el semáforo estaba en rojo ¡ era mi cara!!!.

Así que aquella noche me fui buscar a mi chica. Era la primera vez que salía con ella, pero tenía que ir a su casa a buscarla. Llamé, me abrió y me obligó a pasar al salón donde estaba toda su familia.
Mi cara se puso otra vez roja.. vamos rojo que creo que hubiese saltado la alarma de incendios.
en esto me dice Patricia
-No sabía que fueses tan tímido.
-Ni yo que tu padre era el farmaceutico.