Tratado para pegar las sábanas con mermelada
Ad Iulius cronopium memoriam
Las sábanas ajustables no han logrado que podamos descansar libremente sin arrugas ni desprolijidades varias. Es un hecho: Lo de ajustables es un falso truco que se traduce en una mala confección. La truchada hecha realidad en incomodidades displacenteras que perturban nuestro merecido descanso.
Es por esta razón que, el grupo de cronoarrugopios ha pensado para todo aquel y/o aquella que lo requiera, un método rápido y sabroso para solucionar tan irredento problema.
Los pasos a seguir están plagados de azucarada sencillez almicrodoropia .
Primero debe usted comprar el más bello juego de sábanas que su apreciación estética de cronoarrugopio crea conveniente, sin tacañerías espurias. El objetivo es el placer de su acicalado bien dormir , amigo, sino estaría a un paso de convertirse en un cronotacarrugopio de esos que andan por ahí, mezquinando ricos cromunodoscopios.
Luego elija la mermelada del gusto de sus preferencias, advirtiéndole que cuanto menos ácida sea la fruta seleccionada, más duradero será el pegamento. Con lo cual se aconseja - no es obligatorio – por ejemplo, abstenerse de sabores cítricos .
Con los dos elementos básicos en su haber , proceda a sacudir bien el colchón, que para esta ocasión será conveniente sea de pluma de ganso, por aquello de que cuando vuelen plumas, usted gozará del placer de repasarla por el borde y saborearla mientras lee el diario o un libro de sus preferencias. Eso sí, si es otra cosa lo que está haciendo en grata compañía o solo/a , deje volar la pluma pues la distracción no le permitirá alcanzar sus objetivos .¿Me entendió, no ?
A continuación abra el frasco de mermelada. Si pensó que el dulce de leche es mejor para afianzar las uniones, no lo descarte, pero en esta oportunidad no le sirve. La leche acidula y descompone, y no le permitirá hacer efectiva su tarea ni facilitará su cronoarrugopio saboreo posterior.
Tome el frasco con su mano izquierda – si es zurdo igual, no haga esfuerzos vanos – y con la derecha proceda a embadurnar los bordes del colchón en un margen de aproximadamente cinco centímetros de su superficie, en los cuatro lados respectivos. Si usted ve que no se desliza adecuadamente por su textura o volumen, no vacile en usar otros medios : brazos, pies, lengua o aquello que considere más apropiado y fundamentalmente placentero.
Terminada esta faena puede hacer dos cosas. Estirar la sábana prolijamente sobre el colchón amarmelado, dejándola caer suelta en sus cuatro lados, y quedando de esa forma cronodulcepiomente adherida; o bien podrá reforzar el pegamento envolviéndose en ella, siempre y cuando usted previamente se hubiere, hubiera o hubiese recorrido de mermelada todo el cuerpo. Un consejo: pruebe esta última opción pues además de ser sumamente cronogratapia y cronomisteriosapia es claramente útil para alcanzar su objetivo final.
Un buen cronoarrugopio sabe apreciar las ventajas, placeres y displaceres de cada situación. Solo o en compañía, pues ya lo expresaron las sabias palabras del gran maestro Iulius Supremus Cronocortazapio: “minus valium cronoarrugopio solus que famacronoespioraz acompañado”
Finalmente acuéstese, obviamente embadurnado en mermelada y tápese con la otra sábana. Ultimo consejo:si consigue con quien compartir esta tarea y son dos los cronoarrugopios, ni se imagina el éxtasis que logrará. Tendrá la posibilidad de reescribir el Kamasutra para regocijo de sus cultores del mundo occidental y nada menos que de su generadores del oriental, sentando las bases de una nueva erótica del sabor cronodulzopio universal.
Así sea.
Los cronoarrugopios displacenteros
en busca
del cronoplacerpio diario.
Silvia Haydeé García
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