OH amor!, llegaste a mi vida cortando el aire que respiro, jamás imaginé encontrar ser tan perfecto, capaz de ofrecer tanto amor en un solo gesto.
Los días hermosos que pasamos quedaron guardados en mi mente impregnados del aroma de tu pelo, te convertiste en lo que ocupa todo mi pensamiento, sólo si tu me amas se ilumina el firmamento, pues tu amor me dio las ganas de vivir que jamás dejé que te faltasen… amor, ¿por qué tuviste que marcharte?
Ahora, el día nace con la llegada del inmenso sol caluroso y protector, que a mi me hiela el alma, porque entiendo mientras se humedecen mis ojos mirando el amanecer que comienza un día más sin ti.
Tu despedida Jenny , esperada pero eternamente odiaba, acabó con la semilla que hace florecer el amor cada primavera, pues la última flor que nació por tu amor la entregué envuelto en llanto el día de tu adiós.
Porque el amor que me diste quedó inmortalizado en mi alma, soñando cada noche que vuelves para arroparme.
Tus ojos que tantas veces ocultaban la tristeza que yo descifraba, tu risa, que me contagiabas con sencillez que culminaba en un dulce beso.
Mi vida quedó sumida en un profundo lago helado y ya que con el tiempo he salido a flote, los primeros besos recibidos van descongelando mi corazón, besos y caricias que rozan mis sentidos para hacerme volver a la vida de ensueño que pasé contigo… no puedo, nunca un beso ocupará el recuerdo de tus labios que aún siento.
La realidad, vista hasta ahora sin colores, profundamente gris que vivo cada día, se matiza de colores con lentitud gracias al brillo de otra alma más libre. Esa que con palabras me endulza el corazón como a un niño para que cese el llanto, esa que sonríe y me hace sonreír, ese amigo que soporta el peso de la tristeza conmigo y no me deja caer, me levanto…
Quizás pronto la vida me sonría y mi corazón vuelva a latir con fuerza. El amor entra tímido por mi ventana, todavía hoy me cuesta entregar mi corazón y pienso que es debido a que mi corazón es lo más preciado que tengo de ti, pues aunque el cielo me haya robado cruelmente tu presencia, el amor que te regalé ciego por ti, seguirá siendo tuyo, y aunque otros amores lleguen para darme la felicidad necesaria para no morir de angustia, tu recuerdo vive en mis ojos y en mi alma.
Siempre tuyo, eternamente amándote. |