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VIAJE
Para dejar inaugurado el alba. Para cerrar la herida. Para no caer en la derrota. Para estallar en primavera. Para que el cosmos no se parta en trizas. Para alegre levantar la copa. Para que el día termine en arco iris. Para encerrarme en una caracola. Para llegar hasta la orilla. Para volver hasta tu playa. Voy a dejar expresamente escrito, que soy yo el que todas las mañanas, deja volar de su ventana una paloma.
PAREJA
Mi paseador de perros termina de confesarme que decidió casarse con Leila, una perra doberman que conoció hace más de un año, en el Jardín Botánico. Ella se sinceró al decirle que su anterior amante la había maltratado, golpeándola a cada rato y encerrándola en el baño de servicio del departamento.
Él le expresó que, sin duda, este vículo no será fácil, sobretodo por la diferencia de edad y por las costumbres de cada uno.
Mi paseador de perros me preguntó qué pensaba yo sobre el amor. Le respondí que sea valiente y que nunca hay que dejarlo solo al corazón.
CRETÁCICO
Sue nunca me pareció una bella persona. Tengo cierto rechazo a su figura y me molesta su hedor avinagrado. Es pesada, negada en lo femenino, habla a los gritos y tiene una molesta y ahogada respiración.
Tanta desconfianza me llenó de culpa. Para liberarme cometí el error de invitarla a mi departamento. Aceptó. Esa noche se presentó tal cuál era: con sus ocho metros de estatuta, su cabeza de dos metros de diámetro, tres cuernos - dos mayores frontales y uno nasal más corto y grueso -, y una mirada de fuego.
Desde aquella ocasión, los domingos voy al Museo de Ciencias Naturales. Allí hay un triceratops, muy parecido a Sue. |
Texto agregado el 16-11-2005, y leído por 127
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