Ha pasado el tiempo, han cambiado muchas cosas, hasta el color del lapicero..., como hay otras tantas que contiúan estáticas en el mundo, reacias a moverse de su lugar, a aceptar la revolución...
Tal vez las introducciones sean más fáciles que el mismo mundo..., tal vez la casualidad esté diseminada por los suelos de esta habitación y de otra un tanto lejana, tal vez aún se escuchen las voces silenciosas que gritan delirantes palabras sin sentido, palabras genialmente poéticas mezcladas con uno que optro gemido de placer, de dolor que caen segundo a segundo, que revalsan por mis poros y por los suyos, que dividen el tiempo,que confunden mi espacio, que me pierden en el mundo y en su infinito... y supongo que sigo aquí en el infinito, en este infinito color verde que me traga cormatizando mi cuerpo, mi alma, que me grita irónicamente la verdad, que escribe con una navaja por todo mi ser otra vez la misma verdad, que tatúa en mis ojos las mismas palabras de ayer, la negativa de un alma pidiendo paz, diciendo "NO", gritándome, riendo, mirando, burlando este pedazo que dice ser yo..., este puñado de células que grita mi nombre como suyo y que se tiñe de verde al absorver lo que quedó de cierto por estos suelos, para pintarse de lo que fue un día el motor de mi felicidad..., el origen del amor, que ahora tengo como barro en las uñas, un tanto de amor o lo que tal vez sobró de él...