Estaba el Chanchito Luis, comiendo su merienda mañanera.
Estaba en eso cuando bino el Oso Fabiàn y lo invito a dar una buelta por el bosque.
Su amigo oso estaba algo afligido, por eso a medida que caminaban le pidio que se sentaran en el tronco de un árbol viejo y seco para poder contarle su aflicción.
- ¿Qué te pasa amigo oso?. Le pregunto el cahnchito Luis.
- Estoy triste, por que mi hijo, esta muy raro. Cuando le pregunto algo, me contesta de mala forma.
Como soy viudo, tengo que hacer de padre y madre, lo cual me ha llevado a dejar algo de lado a mis otros seis hijos.
- El Chanchito Luis, al ver a su amigo tan aproblemado le dijo que siguiera a su hijo un dìa para ver que pasaba.
El oso Fabián, siguio el consejo de su amigo y un buen dia lo siguio.
Se disfraso de coala para evitar ser reconocido
por su hijo. Lo siguio a un lugar obscuro y lugubre.
El padre no entedia el por que se dirigio a ese lugar el muchacho.
Despues de un rato recordo que ese era el lugar en donde habia fallecido su esposa.
Su mirada se clavo en su hijo para ver lo que hacia, pero de pronto opto por dejarlo solo.
Una vez en casa espero a su hijo y le pregunto en donde habia estado toda la tarde.
El Joven, le respondio:
- Papi, se uqe me seguiste. Haora sabes donde voy dìa a dìa.
Tengo pena por que mamá no esta, tengo pena por tí ya que se que te cuesta llevar el peso de esta familia.
Hijo- respondio el padre, no tengas pena por mí ya que tu madre me enseño como amarlos.
Papá - replico nuevamente el muchacho, no es que tenga pena, si no mas bien, pido por tí ya que aparte de mi madre lo unico que tengo es a tí.

Moraleja:

Aunque no lo queramos cada uno de nostros es parte importante de esta gran maquina llamada mundo, si esa pieza se rompe, se pude reemplazar, pero nunca sera como la original. Es mentira que nadie es indispensable.