“Frustración de hermanos”
-No!!!! … ¡Bang!- Después de este disparo todo fue silencio…
Es curioso como la vida da vueltas de vez en cuando ¿no?, también es curioso que sea cierto que cuando haces algo, ya sea bueno o malo, se te regrese y posiblemente al doble o triple.
Mi nombre es Bernardo, fui criado en una familia de pocos recursos económicos, pero con grandes valores morales junto con un hermano quien es mi mejor amigo. Yo crecí con algunas frustraciones o traumas, se les puede llamar de cualquier forma, y estos problemas psicológicos que yo tenía no eran más que puras ideas que no tienen razón de ser ni justificables por lo que ahora han causado.
-¿A dónde crees que vas?- ¡¡Me largo de esta pocilga!!- eso fue lo ultimo que escuche de mi Mama, me salí de mi casa desde los 13 años con esas palabras. Nadie de mi familia tenia si quiera idea de en donde estaba, exceptuando mi hermano, al cual amenace con no volverlo a ver ni a dirigirle la palabra si decía si quiera una palabra.
Por la edad a la que me escape no tenia forma de conseguir dinero para sobrevivir, yo estaba desesperado y en verdad ocupaba volver a mi casa pero mi orgullo no me lo permitió, así que comencé a robarme cosas como de tiendas o restaurantes. Los dueños de estos establecimientos se dieron cuenta rápidamente y me mandaron a un reformatorio para menores. Pase dos semanas dentro del reclusorio antes de cometer el peor error de mi vida. Llego un señor como de unos cuarenta años llamado Javier al reformatorio el me ofreció mi libertad, a cambio de trabajar para el y olvidar a mi familia y a toda la gente conocida. Mi hermano iba cada tercer día a visitarme, pero la sorpresa para el aquel sábado fue el no encontrarme allí, se que el estaba feliz de haber sabido que yo había salido hasta que leyó la carta que le hice:
“Me fui para siempre, nunca mas nos volveremos a hablar, quiero que sepas que esto no es por tu culpa si no por que por fin encontré la vida que deseaba, me iré a vivir con alguien que conozco, por favor no te preocupes por mi y ni se te ocurra decirle algo a cualquiera de la gente que me conoce por que yo aun te tengo vigilado y no quieres que le pase algo malo a la gente con la que hables de mi, lo se por que te conozco”
Me subí a la camioneta de aquel señor Sergio, y al momento de escuchar el motor rugir, vi lágrimas saliendo de la cara de mi pobre hermano el cual tanto me quería. En aquel momento no aprecie para nada eso me valía todo y hasta pensé “que imbecil por que tiene sentimientos y sigue intentando cambiarme de parecer y hacerme pensar de una forma mediocre sin ambiciones.”
Estuve varios años viviendo con este señor y vendiendo dulces, afuera de las escuelas. Yo solo tenia 15 años cuando llegaron al puesto de dulces que yo atendía dos patrullas con policías armados. Yo no sabia que era lo que pasaba pero me trataron muy bruscamente y me subieron a una de las patrullas. Llegamos muy rápido a una jefatura en la cual empezaron a cuestionarme con preguntas como ¿Para quién trabajas?¿que eres para vender esto?¿sabes a caso lo que esto causa?. Les respondía que eran simples dulces, y para comprobarlo tome uno y me lo comí. Yo en verdad creía que eran simples dulces, pero después de haber comido uno entero comencé a marearme y después de un suspiro caí tendido al suelo inconsciente. Desperté en la camilla de un hospital y vi a joven que frecuentaba mucho a Javier acercándose a mi camilla. Cuando logro alcanzarla me dijo “Javier quiere verte, así que vamonos y rápido” al salir del hospital me subieron a una camioneta y me llevaron a un café que no quedaba muy lejos del hospital.
Allí vi a Javier, pero su cara no era la misma de siempre, ahora se veía enojado, cuando me senté me dio una bebida y me dijo que me la tomara. Yo confiaba en el, entonces me la tome, volví a marearme como cuando me comí el dulce, me di cuenta en lo que estaba metido he intente escapar, pero me detuvo el amigo de Javier con un fuerte puñetazo.
Al estar tendido en el piso, retorciéndome por el gran dolor que sentía en mi estomago y las punzadas en mi cabeza que daba vueltas, logre ver que mi hermano estaba en un carro afuera del café en el que me encontraba, también pude ver como encendió el carro y se alejo rápidamente al verme tirado en el suelo.
Yo seguí trabajando para Javier, por que era mi única forma de mantener a mi familia a salvo después de haber sido amenazado por este señor, ahora sabía en lo que me metí y con mayor razón me la pasaba con cuidado. Un día como cualquier otro llegue a la casa de Javier pero las puertas estaban abiertas. Esto no era normal, al entrar vi cuerpos de policías y gente que trabajaba para Javier en el piso. Algunos agonizaban por el dolor de tener una herida de bala en su cuerpo y otro con heridas en la cabeza, simplemente habían muerto. Yo no sabia que hacer o como reaccionar ante esa situación hasta que escuche un grito de desesperación en la parte alta de la casa. Esa voz se me hizo familiar aunque hacia mucho que no la escuchaba. Sin dudarlo dos veces tome una pistola del piso y subí rápidamente las escaleras.
-No!!!! … ¡Bang!- Después de este disparo todo fue silencio… Vi a mi hermano y le dije “perdóname por todo lo que hice, dile a mis papas que los quiero” Sin mas que decir observe el uniforme que tenia mi hermano, era un agente de A.F.I. y gracias a el pude salir de aquella pesadilla pero no podía soportar el dolor de saber lo que había hecho, tome la pistola con la que le dispare a Javier y al unísono con la voz de mi hermano gritando ¡No, Bernardo! Dispare la pistola justo en mi cabeza.
Yo ahora no estoy vivo, estoy esperando un castigo seguro lo cual no le deseo a nadie, es por eso que relate mi historia, para que ninguno de ustedes la repita y por favor, hagan caso de todas las enseñanzas en sus casas ya que su familia los va a querer siempre y nunca intentara hacerles ningún daño…
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