Vuelves de golpe, con el grato sabor del morbo. Brindo por el obsequio de siempre; tus ojos lejanos. Por el sabor embriagante de tu piel; aspera, como todo tú. Por tu nariz imperfecta que señala como flecha mi infantil benevolencia. Brindemos pues por tu vuelta. Aunque debo decirte; que empiezo a doblarla.
Texto agregado el 15-11-2005, y leído por 197 visitantes. (3 votos)