Bertha éste cuento es para tí con más amor, siempre con más amor...

La siguiente historia es el estado de salud, a través del tiempo un amor cualquiera…

I
Mi realidad te busca, mis manos te encuentran y mis pensamientos..., de mis pensamientos no quiero saber. Los noticieros dicen que estamos a dos grados centígrados, debe ser mentira porque es una mañana demasiado cálida para no sentir calor, para no sentirse feliz.

Te veo y aunque no puedo decirte lo mucho que me gustas, ¡me gustas! Has salido empapada del baño, tomas una toalla y comienzas a quitarte el agua que te escurre, le pones crema a tu rostro, ¡te ves preciosa mojada!, te sientas en la orilla de la cama para estirar tus piernas hacía arriba mientras les pones un toque de crema con olor a flores de naranjo, recorres lentamente todas las partes de tu cuerpo con la excusa de la crema. Tus cabellos tan largos y rizados como mojados podrían ser el lazo que me ate a tu lado, lo sabes porque te miras en el espejo mientras marcas una línea negra, que hace tu mirada más intensa, al derredor de tus ojos.

Colocas unas medias de color natural sobre tus piernas, tu ropa interior es de un lindo encaje color palo de rosa que hace juego con el traje sastre que has escogido para este día. La falda te da el largo exacto a la rodilla, ese largo que con los tacones te hacen sumamente sensual. Por último recoges tu pelo en un chongo algo alborotado que te hace verte falsa como las mujeres de las revistas que compras. Me gustaría decirte que te ves más bonita cuando sales del baño sin nada y tu pelo te escurre, decirte que, no me gusta cuando te ensucias la cara, eres preciosa sin nada de nada.

Pero tú preciosa, tomas tu bolso, tus llaves me das un beso, si me das un beso en la mejilla y te vas a trabajar.

II
Mis manos te buscan, mis pensamientos te encuentran y la realidad..., de la realidad no quiero saber, ¡no vaya ser que termine por no encontrarte! Los noticieros dicen que estamos a treinta grados centígrados, debe ser mentira porque es una noche demasiado fría para no sentir frió, para no sentir nostalgia.

Te oigo y aunque no puedo decirte lo mucho que te odio, ¡te odio! Has tomado el teléfono y escucho tu voz que me manda una bendición que suena tan falsa como tu voz, le pones a tus palabras mentira, ¡te escuchas fastidiosa!, sigues expresando palabras que nada tienen que ver contigo porque tu ausencia impone olvido. Tus bendiciones se vuelven tan absurdas si tu no estas conmigo que pueden ser el motivo de mi falta de fe y lo sabes porque las profesas en nombre de alguien que ni siquiera creo que me escuche.

Colocas un beso sobre la bocina, tu culpa lo acompaña. El beso tiene el remordimiento justo, hace juego con la falsedad de tus palabras y el rencor de mis heridas te hacen sumamente prescindible. Por último expresas un “tengo que colgar” que te hace un poquito sincera como en mi libro de recuerdos. Me gustaría decirte que te escuchas más sincera cuando apartas las palabras de tu voz y que no me gusta cuando hablas.

Durante el día no eres nada, ¿cómo decirte que si tal vez… hablarás de noche?

Pero tú tan falsa como todo lo que me enseñaste vuelves a mentir, yo trato de salvar los sentimientos y al enviar ese beso me das un golpe que me devuelve a la inestabilidad. Me gustaría decir que te odio pero lucho por dejar de sentir cualquier cosa por ti.

III
Mi realidad te busca, mis manos te encuentran y mis pensamientos te aceptan. El estado del tiempo es tan relativo que he aprendido a disfrutar cualquier capricho del ánimo de la naturaleza.

Te veo y al poder decirte que ¡te amo! realmente te amo, y al decir no me interesa, ¡de verdad no me interesa! Algunas veces aun es difícil quererte, entonces decido respetar un poco de espacio para extrañarte. Estas conmigo y no sé si mañana también estarás pero gozo de lo que me haces sentir, te digo que te amo y tampoco sé si me escuchas, no siempre atiendes a las palabras creo que sueles seguir pensando mucho en ti pero yo seguiré repitiendo que te amo hasta que puedas escucharme o hasta que mis labios se enfríen. Espero con ansia a que preguntes porque te amo y puede ser que tampoco escuches la respuesta pero en verdad no importa, el porque de mi amor no cambia porque tu no lo escuches, tal vez sabes que para amarte me basta que seas, no importa que no seas la que yo soñé, no importa que no seas la que sueño.

No importa que sigas pareciendo una más de entre aquellas mujeres falsas de las revistas que solías comprar. Tu vanidad está demasiado desgastada y la ropa ya no es un arma pero tu mundo esta tan lejos y no quiero dar vuelta a la hoja porque lo que realmente es importante es que eres la que tengo y que no hay sueño que me alcance para no amarte.

IV.
Mi realidad se funde en mis pensamientos mis manos los moldean. Te veo, tu cabello y el blanco se van encontrando y no quiero decirte que te amo, me siento más sincero cuando cayo las palabras y me hago escuchar amándote. Solo entonces lo demás no importa...