-¿lo ves a aquel viejo?-dijo la mujer señalando con disimulo un cercano banco.
El muchacho se rasco la pierna y giro el cuello para poder ver con más detenimiento al señalado.
-si… ¿ese es?-
La mujer afirmo con un gesto, aprovechando que un niño en bicicleta la tapaba.
- ¿Cómo me dijiste que se llamaba?-
- ¡Carlos estupido¡, ¿crees que podes hacer lo que te dije?- pregunto incrédula- ¡ mira que si no te animas busco a otro que tenga valor eh¡-
El muchacho se puso de pie y se acomodo la desaliñada camisa.
Buscó un cigarrillo en su raído Jean y camino hacia el banco adonde estaba el viejo.
Tomo una bifurcación cortando camino por el césped y desde allí comenzó a escuchar el murmullo.
Trato de reprimir una sonrisa, pero le fue imposible. En ese preciso instante, el viejo reía a carcajadas.
Se oculto tras un gran ombú y miro en dirección hacia donde estaba la mujer.
Esta lo observaba con gesto ceñudo haciendo ademanes mal disimulados de que se acerque al viejo.
- perra malparida- refunfuño, recuperando la seriedad y retomando el andar hacia su objetivo.
Camino un poco mas y llego a las espaldas del viejo, que seguía su solitario monologo.
Aprovecho que este aun no lo había visto y trato da captar algo del solitario dialogo.
-y bueno amigo, son jóvenes y entupidos….no impor…-
De pronto, el viejo había detenido sus palabras, girando la cabeza hacia su dirección.
El joven no esperaba esta reacción. Había sido lo suficientemente sigiloso al acercarse.
-¿Qué necesita joven?- pregunto el viejo, clavándole sus vidriosos ojos.
-discúlpeme jefe si le interrumpo la charla con su amigo- dijo tratando de reprimir una carcajada: sentado junto al viejo en el verde banco no había nadie.- pero quería preguntarle si usted es escritor, ya que alguien conocido quiere publicar algo y no sabe a quien recurrir-agrego, siguiendo al dedillo las indicaciones de la mujer.
No tenía intenciones de burlarse del pobre viejo, pero lo esperaba un premio si representaba bien su pantomima. Total, suponía el que la broma era inocente, su amiga no era una mal nacida, solo quería bromear a costa de ese veterano.
El viejo se aliso el cabello y miro en dirección hacia adonde estaba su compañero invisible diciendo:
- esta bien joven, creo que lo puedo ayudar de alguna manera, pero quiero que le diga algo a su amiguita, ¿puede ser?-
No esperaba esa respuesta.
Que el supiera, el viejo no sabia que el había sido enviado por su amiga, ni tampoco de la presencia de ella allí, a escasos 30 metros.
-bue…bueno, ¿Qué quiere que le diga?- trato de recomponerse, pero su actuación estaba echada a perder. Solo quería largarse de adonde estaba ese viejo loco e ir a por su recompensa: sexo.
- dígale que puede burlarse todo lo que quiera de mi, y usted también joven mequetrefe, pero si usted tiene valor, transmítale que el cáncer de útero que ella lleva no es cosa para reírse. ¡Vaya, ¡ dígale, que de seguro su noticia le alegrara la tarde-
El joven trago saliva, y después de mirar por última vez al viejo, echo a correr en dirección a su compañera, que al ver tan extraña escena se alerto.
Al poco rato, la pareja salía presurosa de la plaza.
El viejo los vio alejarse con una sonrisa en la comisura de los labios, y mirando a su invisible compañero agrego:
-tenía usted razón Satanás, hay personas a que las malas noticias no saben ponerles el pecho-
En la plaza nadie escucho nada, pero el viejo se enorgulleció de la carcajada de su amigo invisible.
Solo el lo escuchaba.