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SOLO LE PIDO A….

Los pobladores de la ciudad de X, pequeña, pero próspera, estaban cada vez más sojuzgados por las autoridades. Impuestos, multas, derechos, todo era aplicado con sin igual diligencia, sobre las gentes, que a pesar del buen trabajo y el presunto crecimiento de industrias y puestos de trabajo, estaban cada vez más pobres, cada vez más tristes, cada vez mas desesperanzados.
La “ élite” política de la ciudad no reparaba en tal cosa. Seguían aplicando sus criterios duros, de beneficios para unos pocos, y ventajas para aquellos obsecuentes que los seguían.
La gente común, los no elegidos, debían pagar por todo ¿Querían una casa? ¡Que pagaran créditos con intereses de usura! ¿Querían tener un negocio? ¡Que pagaran impuestos asfixiantes! ¿Querían tener animales, aunque fuesen mascotas? ¡Que pagaran un impuesto creado expresamente! ¿Vehículos, aunque fuese una miserable bicicleta? ¡A pagar patentes, ITV, impuesto para los docentes! ¿Vendían sus cosechas? ¡El impuesto, retención del gobierno y algún otro aporte inventado en el momento, por el ministro de turno, hacía que la gente se quedara con la cuarta parte de lo ganado duramente! El dinero recaudado , como era natural, iba a engrosar campañas políticas, pseudos mejoras en las rutas, escuelas construídas de apuro, que no durarían una década…total para esas fechas, todos estarían ocupando otros cargos, lejos de los “beneficiados” por la obra pública, y con los bolsillos llenos de dinero ajeno.

Sólo un hombre en ese grupo estaba en desacuerdo, pero su voz apenas se oía en las discusiones. Su lógica era despreciada por aquellos antes-pobres y ahora nuevo-poderosos, que se erigían en amos de la población. ¿Quién iba a escuchar a ese pobre tipo, que abogaba por el reparto equitativo, el uso de los dineros públicos en beneficio de la ciudadanía, en mejorar escuelas, en bachear calles, en iluminar la ciudad, en prevenir robos, en mejorar hospitales? La gente que se aguantara. Ellos detentaban los cargos para enriquecerse impunemente, para robar mediante coimas, cohechos, asistencialismo barato y otras armas que tenían en sus manos (armas tan o más peligrosas que las ametralladoras).
Los políticos votaban los proyectos y zanjaban toda discusión. Las leyes, con el sello APROBADO POR MAYORIA, palabras imposibles de discutir, le molestaban, pero…no podía luchar sólo. Unos por conveniencia, otros por temor, los más por desidia, cuando llegaba el momento: APROBABAN POR MAYORIA, no fueran a verse comprometidos... Varias veces pensó en dejar la política, otras tantas decidió quedarse. Si él se iba, la única fuerza opositora, o al menos el último elemento de resistencia desaparecería y los vecinos quedarían, definitivamente a merced de los opresores.

Sentado ante su computadora, meditaba, analizaba cuentas del municipio, entradas reales y salidas dudosas. Las primeras de montos cuantiosos por la presión ejercida, las segundas, de montos cuantiosos también, con destinos desconocidos, planes de casas nunca hechas, aportes jubilatorios no ingresados, asistencialismos varios, préstamos incobrables, pagos a empresas fantasmas imposibles de comprobar.
De pronto el icono del Banco Oficial Recaudador apareció ante sus ojos. Lo miró un largo rato, dudó y…siguió con su recorrido por otros sitios. “Clic”, apareció el BOR. nuevamente en su pantalla, volvió a su teclado, movió el “mouse” (ratón para la Real Academia) y de nuevo, allí estaba el icono de BOR titilando alegremente ante su mirada sorprendida. Sacudió la cabeza, para tirar lejos los pensamientos, que comenzaban a germinar entre sus neuronas a plena marcha, pero las malditas habían echado raíces…¡de nuevo el BOR!...¿y si lo intentaba?...Era una locura…pero…Las raíces habíanse afirmado entre las células de su cerebro y las dendritas iban desparramándolas, movilizando las ideas a velocidad vertiginosa.
Lentamente fue probando claves, abriendo y cerrando ventanas en la pantalla, no sin antes poner llave a la puerta de su escritorio, en procura de privacidad total.
Otro “clic” y la cuenta se abrió, el primer paso estaba dado, pero no era suficiente. Continuó su búsqueda, con mayor determinación y seguridad, sorprendido de que sus manos actuaran casi sin órdenes de su cerebro, sentía que era su “otro yo” quien daba impulso a sus dedos.
“Clic”, ahora se abrió la cuenta del Centro Municipal de Cobros, CEMUCO para el vulgo. Buscó en los rubros ¿Quiénes debían impuestos? ¿Quiénes derechos de ventas aplicados injustamente? ¿Quiénes habían patentado hasta sus bicicletas? ¿Quiénes estaban al borde de la quiebra por el pecado de trabajar y producir? Tomó notas y más notas. Borró los datos hallados del archivo de su computadora, no sin antes grabar en un CD todos los documentos, sacó el auto de la cochera y partió hacia la ciudad más cercana.
Desde un “cyber” anónimo, de una calle cualquiera, abrió la cuenta del BOR, traspasó el dinero, pagando deudas de vecinos honorables, de gentes entrampadas por la codicia de sus gobernantes, ingresó al CEMUCO los dineros que solucionarían la vida de más de un ciudadano. Trabajó duro durante un par de horas, pensando en la sorpresa de sus conciudadanos, cuando milagrosamente sus deudas aparecieran pagadas.
Luego, ya convertido en un experto pirata informático (hacker dicen los técnicos anglófilos), se fue a otro “cyber”, desde el cual abrió y cruzó cuentas de poderosos, con empresas que recibían coimas. Los gastos pagados a sociedades inexistentes, fueron derivados a Sociedades benéficas y con absoluta tranquilidad, dejó sin fondos a los más encumbrados del grupo dirigente, quienes en breve, recibirían reclamos por deudas no pagadas y tarjetas de crédito rechazadas. Pensó en las caras de aquellos que de pronto se verían endeudados; cuyas mansiones en “Countries” y sus cuatro por cuatro, habían sido subvencionadas con el sudor y esfuerzo del prójimo, y que de pronto aparecerían impagas, con impuestos atrasados, con cuotas no cumplidas, y sonrió.
Por último, hallados los iconos de Energía Corriente (ENCO) y Energía Gaseosa
(ENGAS), buscó hasta determinar las conexiones hechas por “Técnicos Especializados
en Joder al Estado” (TECESENJOES), allí marcó para el día siguiente, el corte de servicios a todos los que estuviesen conectados por los mencionados empleados-cómplices estatales. Y sonrió nuevamente.
Las luces en la pantalla, bailaban alegremente ante sus ojos cansados, por una vez él lograba que el APROBADO POR MAYORIA, fuese sólo una expresión vacía, la verdadera mayoría, los ciudadanos oprimidos, esta vez, llevaban las de ganar.
Mientras manejaba de vuelta a su casa, pensaba en lo feliz que iba a dormir esa noche. Quizás no era el mejor modo de poner las cosas en orden. Nunca la justicia por mano propia era lo ideal, pero quizás…quizás lo que hoy había hecho, sirviese de algo.
Siguió manejando, tarareando una canción que sonaba en la radio del auto, de un tal Gieco, que pedía a Dios que la vida no le fuese indiferente.
Su conciencia estaba en paz.



Texto agregado el 13-11-2005, y leído por 346 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
31-01-2007 Ojalá se hubiera fijado en mis cuentas... Muy bueno, por eso le dejo cinco estrellas. borarje
04-03-2006 No estaria mal que de vez en cuando ocurriera algo asi. Que por una vez se liquidaran los prestamos producidos por tantos pagos como nos agobian, y que encima de que casi vivimos para trabajar nunca vemos la forma de tener un pequeño descanso. Porque no traer un hombres asi alguna vez?***** eslavida
23-02-2006 Ojalá hubiese muchos que la vida de los demás no le fueses indiferente, como al protagonista de tu interesante historia. Lebana
01-02-2006 Excelente ideas. En algo me hace recordar a los opositores actuales del gobierno en Venezuela. (tal vez sea igual en muchos lugares del mundo)***** sorgalim
06-01-2006 Me agrada tanto estos relatos. Al menos podemos soñar. Mis***** alfeiran22
03-12-2005 Muy original, y muy bien narrado. Y sobre todo pensado de forma meticulosa. mis 5* JoseSkeptic
29-11-2005 ***** peinpot
29-11-2005 Excelente, veo que en todas partes es lo mismo. Ojalá que tu cuento se convierta en realidad. Felicitaciones y van mis 5* jorval
19-11-2005 La primera parte de este cuento me hizo soñar por un momento que te referías a mi pueblo. Pero como sigo debiendo patentes, impuestos municipales, impuestos nacionales las moratorias, las moratoriasa de las moratorias me he dado cuenta, con profunda pena. que no es mi pueblito. !Qué lástima! Estrellas por tu cuento. Nunca te había leído pero desde ahora me tendrás seguido por acá. castillo
 
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