Tengo ganas de gritar, de salir corriendo y pasear descalza bajo la lluvia.
Deseo abandonar todo razonamiento lógico y apartarme lo más posible de lo “políticamente correcto”.
Coger las estrellas de un salto, enredarme en el destello de la luna, arroparme en el frío de una noche de diciembre.
Mirarte a los ojos, y decirte todo, como siempre… pero esta vez sin remordimientos, sin límites ni condiciones.
Morirme a cada segundo y volver a renacer. Esconderme tras mi propia sombra y asombrarme de cada recoveco que encuentre a mi paso.
Soñar de día y al atardecer, a plena luz y con ojos bien abiertos. Dejarme la noche para observar los destellos, para palpar el silencio, para reafirmar mi bella locura.
Nadar en un interminable mar azul, limpio y hondo. Respirar aire real y no lleno de miedos. Acuchillar esos mundos paralelos y quedarme con la mejor de mis sonrisas.
Esperarte desnuda al amanecer envuelta en verdades y optimismos, cubierta de pétalos de rosas y con suave perfume a vainilla.
Caerme mil veces y observar como mis alas me elevan, sin pensar nada más, ni siquiera en la acción de levantarme.
No tener que morirme de rabia ante el terror de la agonía, ante los llantos de las injusticias y las muertes sin sentido. Que el fuego arrasara tanta penuria y egoísmo y le diera un toque más verde y fresco a la vida de todos… y digo, de todos.
Escuchar música de todos los colores, palpar las flores con todas sus melodías y jugar a beber el canto de los pájaros.
Tengo ganas de hacerlo… ¿Me ayudáis a lograrlo? ¿Aún estamos a tiempo?