Y tú rey de juegos postreros con signos muy rojos en la frente, extiende tu penúltimo naipe frente al espejo que saqué del fondo de la tierra. La ilusión ya no tiene venas y se suicidó remojando la cabeza en sangres pasadas. El aire oxida la vida y los metales de azúcar en los cabellos, el tiempo come pescados gordos de días de cera y hojas de sentimientos. La palabra manchada rompe la herida, y la herida sangra, y salta como un gran bufón que ama un color del lado del sol. Las lágrimas estan secas en mi cara y la sangre corre por el borde de la copa, por donde atrapo a la noche con un insecto dulce adentro.
Texto agregado el 13-11-2005, y leído por 110 visitantes. (2 votos)