¡Que nadie sea tú! Perfectamente podría decir que así quiero que sea, y no estaría mintiendo, sino que halagando al que lee esto.

Nunca estarás a parte de lo que pasa, tampoco desearás la vida de tu prójimo, que puedes ver pero no tener ni sentir. ¿Qué hay de la sequia que albergan las almas que desde afuera se ven gigantescas? ¿Qué hay de lo que puedo decir, de la máscara que puedo crear para que me creas feliz? ¿Es eso lo que da a conocer una vida buena, una vida plena? ¿Has pensado que en verdad los más felices están podridos y quebrados por dentro?

Tú sustentas la llave de los que están aparte, de los fantasmas que volátiles caminan en tu centro, de lo que nadie comprende y tú te empeñas por ocultar. Tienes en los ojos y las manos la sustancia que hace que se bifurquen los caminos, que todo sea un gran acto de entretención, que tenga sentido lo que se siente.

Abre los ojos, que puedes dividirte en miles de entes exacerbados que sí son y que tienen propósito. Doblégate ante ti misma y entiende lo que quieres decirte; abre las llagas y sangra la ponzoña que tienes adentro, deja limpio tu interior y concéntrate: no eres aburrida, eres un ente polifacético que si duda alguna puede hablar con más de una voz.

No hay punto en la vida que esté perdido cuando se piensa que está quebrado y no es así. No te congeles, ¡siente! Deja de la anestecia se derrita y te tiente en una nueva vida. Deja que el arrepentimiento fluya y exuda los colores de ti misma. Date a lo que tienes dentro, seguramente encontrarás más de lo que crees.

Salud por ti!
Salud por mi!

Salud por la magnificencia de lo que es ser tú!

[Para Camila Villegas]