Como si fueras una niña haces berrinches por cada cosa que no te gusta,
y supones que el mundo debe adaptarse a tu nueva forma de ser.
Derramas lágrimas en vano, hasta lágrimas secas, con tal de que alguien se apiade de tu pobre ser
que se acerque conmovido y te pregunte qué es lo que pasa.

Lastimas silenciosamente todo lo que te rodea
hasta lo que pretendías que te ayudara.
Buscas quizás respuestas en lugares que no puedes alcanzar
y las palabras que de tu boca escapan no hacen más que alejarte de tu amor.

Dices, te mientes, y te convences, de que el mundo tiene problemas.
No eres tu la que tiene que cambiar reprochas.
Miras a tu alrededor y te preguntas qué fue de todo eso que una vez tuviste,
qué fue de todo ese amor escondido en abrazos y besos.

Bien sabes que los abrazos son ahora compromisos
y los besos demostraciones inevitables,
hiciste que el tiempo no pudiera quitártelos,
hiciste que la costumbre asegure la continuidad.

No comprendes nada en estos momentos.
No te esfuerces por hacerlo.
A todos has demostrado ser la misma falsa sonrisa.
NADA QUEDA YA EN TI QUE VALGA LA PENA