Lunes, día agotador para cualquier trabajador y en pleno verano. Estaba en la hora pico de tránsito, en la ciudad de Buenos Aires, manejando para llevar unos archivos a Tribunales. Por la radio decian que había 32º C de temperatura y la sensación térmica era de 37º. Mi frente estaba empapada de sudor, no soportaba el traje que llevaba puesto, me desaté un poco la corbata mientras manejaba.
Llegué a un semáforo, era lo único que faltaba, se había puesto en rojo, otra vez a sentir calor.
De pronto, escuché como si hubieran abierto la puerta de un auto, miré hacia atrás y efectivamente habian abierto la puerta de un auto, pero no era cualquier auto, era el mio. Pronto se mete un tipo y me apunta con un arma. Yo no entendia nada, mis piernas comenzaron a temblar, mi corazón se aceleró, las imágenes que con mis ojos veía se esfumaban, como un objeto detrás de una cortina de humo o vapor. Mientras aquel tipo seguía diciendome algo, yo no lo entendía.
De pronto, un fuerte dolor en el torso me empezó a afectar, era tanto el dolor que sentí que desvanecía.
Abró los ojos, luces blancas pasaban, una detrás de la otra, todas eran iguales, no podía comprender nada, pronto aparecieron un montón de redondas luces blancas a mi alrededor, también aparecieron figuras no muy claras a mi lado, todas me miraban y hablaban entre ellas. De Pronto una de esas figuras dijo:- Pronto, lo estamos perdiendo-.
Luego la figura, que se encontraba enfrente de esta dijo: - ¡Apliquen 500 ml de Valium! ¡Y traigan los electrodos! ¡Apurense, se nos está llendo!-.
Me sentía muy cansado para seguir viendo y escuchando lo que decían, cerré los ojos y empecé a descanzar, pronto dormí como nunca antes.