Retroceder el tiempo para volver a inicio de algún punto de partida, es algo imposible que limita a los humanos, testarudos. Y retroceder en lo que hicismos, pensando en lo que pudimos hacer, es un sentimientos casi autodestructivo que nunca nos dejaría dormir en paz.
Sin embargo, hoy te vi y por primera vez en mi vida, retrocedí en el tiempo. Un recuerdo compartido, pobló mi memoria y el descubrimiento de volver a lo conocido, me dejó absorta.
Sin querer quedarme en el puro asombro, traté de recapacitar y controlé mis deseos, antiguos. No dejabam de estallar en conmoción, mientras te miraba y tú, finamente, rozabas tus manos, en el perfil derecho de mi rostro.
¿Acaso has vuelto, otra vez?
Por un momento presentí la sombra de un fantasma que llevaba tu nombre. Que deambulaba casi a tientas, con el ideal de tu personalidad. Hasta que las palabras calaron y descifré la intensidad del presente. Dejaste que olvidara el pasado y comenzaste a construir una historia que llevaba de nombre oportunidad.
El miedo invadió mi espacio, y del estómago comenzaron a emerger mariposas de colores.
Veía pasiajes pintados y arco iris vivos de color.
Descubrí entonces, que eras más real de lo que pensé.
Que habías vuelto a nacer.
Que la vida es impredecible, mientras que la cercanía no nos ate, y el alma puede volar por ella sola en llamas de libertad. |