Toda la vida me he quejado de aquellos que esperan ser tratados como doctor, doctor por favor, como diga doctor, ¿a dónde doctor?, ¿que se creen? ¿A que lugar del mundo aspiran llegar con esta ridiculez?, quieren que todo gire alrededor de ellos, la cosa empeora si son empleados públicos, debido a que son seres minúsculos escondidos tras escritorios tres generaciones mas antiguos que ellos, esperando ser idolatrados por aquellos que pagan impuestos y tienen el derecho adquirido a exigir sus servicios, pero ellos son quienes manejan el sartén por el mango, debido a la triste y patética situación dada por la posición en la que se halla el usuario, si no se es respetuoso, adulador, servil, candongo, zalamero, arrastrado, lambon, lisonjero y mísero, es tratado como ser de segunda categoría, estamos a merced del empleado público de medio pelo, que no es un profesional sino que accedio a su puesto por algún favor burocrático y por gracias de la vida aún continua ahí.
De la manera más sincera elevare una queja a estos obtusos, lentos, ineficaces, infructuosos, zalameros, anacoretas, pusilánimes, precarios, desgraciados y desagradables sujetos, pero eso si, evitare que tomen represalias duras contra mí, puesto que enviare mi carta con normas icontec, bien espaciada, en total orden, membreteada y por si fuera poco titulada con “doctor”.
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