Aquellos tiempos en los que yo era él, solía asomarme por la ventana tan solo para ver su cara reflejada.
¿Quién era entonces? No lo sé, es difícil recordar quien era uno antes, cuando ni siquiera puede saberlo hoy, ahora.
Las frecuencias de las vibraciones, a cada paso de la vida van compartiendo su inmensidad, invitándonos al traspaso, la metamorfosis, muevo mi cabeza la siento como hoja de invierno, violentamente volátil.
Ineludibles sensaciones atravesando mis ojos, parpadean en ese sin fin de cualidades a las que la razón tanto le teme. Los jazmines de la tristeza, envidiosos de los alegres pretenden un aroma mas profundo, pero no llegan a rasgar la superficie.
La divinidad de siempre ha fracasado, vuelvo a la ventana, el sol brilla, sus ojos brillan, el cielo llora, él también. |