- La mañana del nuevo día fue diáfana, de azul profundo
su cielo, y trajo el alba un sol esplendoroso que
iluminó alegremente aquella pequeña posesión terrena de
las amazonas. Luego de tomar los alimentos matutinos,
las hermanas amazonas invitaron a Afrodita les
acompañara a su práctica diaria de armas de guerra.
Ellas debían practicar como lo hacían siempre y podrían
asimismo, cuidar a la diosa teniéndola cerca de su
presencia. Afrodita pudo entonces observar el gran
manejo que sus amigas cuidadoras tenían de las armas,
en especial del arco, de los cuales poseían varios
tipos y modelos para distintas finalidades.
Y luego de observarles por largos momentos en su
asombrosa práctica, Afrodita les habló:

- Sois increíble con el arco, he visto que todas
vuestras flechas alcanzan el blanco con extraordinaria
exactitud. Os felicito, de seguro Talestris estará muy
orgullosa de vosotras.

- Gracias Afrodita - contesta Alnitak - en realidad
practicamos desde pequeñas, sabemos que un día muy
cercano entraremos en batalla.

- Sí, - agrega Alnilam - y en la lid, hemos de aniquilar
la mayor cantidad de enemigos que nos sea posible, por
ese motivo debemos manejar las armas con suma perfección
. De aquello depende las tierras que conquistemos.
Yo deseo que mi raza domine muchos territorios y así
podamos expandir nuestro imperio de amazonas.

- Lo primero que debemos tomar es Atenas - interviene
Mintaka - en una ciudad importante que mantiene a sus
mujeres en opresión. Debemos liberarlas y como no poseen
instrucción de guerra, enviarlas a oriente. Allí serían
libres y podrían trabajar en agricultura, o en la
fabricación de armas y también ayudar con el desarrollo
de las amazonas más pequeñas.