EL CAMINO:
Cuenta el cuento que una vez un pequeño duende caminaba sin rumbo.
Cientos de caminos se abrían frente sus pasos; unos bellos que llamaban increíblemente su atención y otros sinuosos y apedreados, pero caminos al fin.
Al comenzar su viaje se encontró con una preciosa criatura de colores, con bellos ojos y pequeñas alas, se le acercó y le dijo al perdido duende:
- Ven conmigo, éste es el mejor ¡mira cuantas mariposas vuelan por el cielo! Te llevaré a un mundo de sueños, lleno de árboles y lagos...-
El duende sin dudarlo y muy alegre siguió los pasos de la MENTIRA...pero al fin todo aquel ambiente no era más que un lago de lodo y árboles de papel, era imposible permanecer allí…
...Entonces la mentira comenzó a reír, orgullosa de sí por haber engañado a otro duende.
Pero como este era un duende muy perseverante y no quería formar parte de ese lago negro, decidió marcharse.
Siguió caminando, esquivando siempre cualquier camino complicado, hasta que tropezó con un bonito conejito de mirada tierna que le dijo:
- ¿Qué andas buscando?- Y el duende le respondió:
- Quiero llegar a un lugar donde pueda bañarme, donde pueda perfumarme con el aroma de las flores y quedarme a vivir allí.- Y el ORGULLO contestó:
- ¡Pues has encontrado la solución! Mira cuantas flores hay por aquí, sígueme.
Entonces el pequeño duende de sucios pies siguió con entusiasmo a su nuevo compañero...Pero al fin solo se encontró con un mundo de trofeos con forma de toda clase de especies.
Con sus ojos llenos de lágrimas le dijo al conejito de ojos avaros:
- Esto no es lo que me dijiste ¿de qué puede servirme vivir aquí?-
- ¡Podrás ser uno más de mis trofeos, convertirte en una pieza de oro...¿Qué más quieres?
Pero aunque el duende decidió marcharse de ese lugar, el orgullo se sintió feliz por haber llevado a su mundo a otro ser para que vea cuán rico era.
Y el duende siguió su camino. Eligió el más cercano y llano, estaba demasiado cansado...y tropezó con una linda y simpática ratita que le tendió sus manos y le dijo:
- ¡Que cansado te ves! Ven conmigo a mi mundo y descansa tranquilo, tendrás un gran lecho para dormir y todos los frutos que quieras comer, aparte podrás bañarte en el manantial si lo deseas.
Aliviado, el duende fue detrás de la COBARDÍA, ilusionado con aquel lugar perfecto que ésta le prometía. El camino fue muy corto... pero al llegar solo se encontró con muchos sauces llorones secos y una laguna de lágrimas. Entonces el duende comenzó a llorar...
- ¡No! No quiero quedarme aquí y formar parte del dolor que habita aquí, me iré inmediatamente.
Igualmente la cobardía se sintió feliz por haber mostrado una vez más que el suyo era el camino más fácil.
Pero ninguno pudo con la valentía del pequeño ser.
- Descansaré debajo de este árbol y por fin mañana continuaré mi viaje.
A la mañana siguiente sus pasos avivados toparon con una piedra, entonces pensó:
- Cargaré algunas de ellas, este camino me brindará lo necesario para construir mi casa.
Caminó, juntó varias piedras, tropezó una y otra vez hasta que se durmió.
Cuando despertó, lo hizo en medio de flores frescas, oyendo el ruido del agua que corría calma, y entonces tuvo frente a sus ojos la criatura más bella que jamás había visto. El AMOR le habló:
- ¿Caminaste mucho verdad? Éste es mi mundo, puedes quedarte a vivir en él, aquí podrás tener muchos verdaderos amigos. Tú llegaste a él, ayudado solamente por tu valentía y fuerzas. No siempre lo fácil es lo más conveniente. Este era tu sueño y luchaste por él aunque hayas tenido que proponértelo varias veces...Pero al fin lo conseguiste.
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