Cada tarde te espero
sumergida en la locura
del no ser,
mi tristeza deja caminos
de baba y silencio,
que inevitablemente
intentan alcanzarte el corazón.
¿Me recordarás alguna noche?
¿Llegará la tristeza de mis ojos
hasta tu insomnio?
¿Escucharás mis súplicas?
Mi salada piel
se quiebra
con la piedra que tu alma
lanza
y cae en este patio mío,
en donde un pasado
grita
en los labios
de una niña ciega.
Cada tarde
tu voz se filtra
en todos mis interrogantes
interrumpidos.
El deslumbramiento
es como un verdugo
que asesina sueños
en tu pobre mente infantil.
Yo solo soy y era
un ser humano,
nacido de una madre,
de su vientre;
amamantada a leche
igual que vos.
Yo solo soy y era,
todo lo que soñaste,
solo que tu mirada
no lo supo entender.
Cada tarde te espero
y se que tu me esperas
y la distancia,
jugando
caprichosamente
a no saber.
Cuéntame de tus tardes,
¿Por quien lloras ahora?
El agua sobrevive,
el sol alumbra tu ventana
¿Por quien lloras ahora?
Ayer te acaricie mientras cantabas
pero mis manos
no son para tu rostro,
la pureza te rasguña la piel,
te deja marcas sucias
y escapas,
envuelto en tu terror
de invierno.
Clausurándote de mí,
clausurándome de ti.
¿Cuándo dejaremos de huir?