El Desafío N° 5 tuvo por IMAGEN la Pintura El Gran Masturbador" del Pintor Español Salvador Dalí (1929)


Para ver el cuadro: http://www.terra.es/personal/asg00003/dali/masturba.html

GANADORES PROSA:

GANADORA : Dainini

SEGUNDOS LUGARES:
Finch;
gmmagdalena;”La Gran Embaucadora”
tu_risa "Imaginacion"

CUENTO GANADOR

Me recluyo en la alcoba, arrebatado de soledad e incertidumbres. Un lecho vacío me espera. Mis ojos se fijan en un punto indefinido, mientras me desprendo de esta apariencia de hombre sensato. Sólo la barba de interminables noches me delata. Tiro los pantalones, la corbata y la camisa sobre el sillón. Miro el caballete y la pintura en la que estuve dibujando unos contornos de mujer salvaje. Llevo días evadiéndola. Su presencia ha logrado retrasar mis eyaculaciones. Cada vez que tengo al miembro entre mis manos, clavo mis ojos en la pintura y un misterio de líneas y colores me invade. Me asalta la inconformidad de su rostro, –lo pinté muy pálido –me digo. Y suelto el fláccido deseo que se ilusionaba con un orgasmo celeste. Me vuelco en el lienzo. Matizo su rostro con sombras de muerte. Voy a sus senos, y cambio el color de sus pezones; algo en mí se alerta. Reintegro mis manos al órgano. Lo acaricio suave, como si temiese despertar al monstruo que irrumpe en la estrechez de mis penumbras y posee al silencio. Introduzco mi lengua en la paleta y sin soltar mi pedazo eréctil, lamo los bordes de su sexo, con el negro incandescente; mi falo se cubre de ocres y verdes; pinto con él su cuerpo, el mío crece, inmensurable, en las líneas de su pelo, sus labios, su clítoris oculto. Nace la bestia. Explota. Un desborde de semen dibuja un lirio de soledad en su pecho.

Dainini



SEGUNDOS LUGARES

Me encontraba tirado en la playa cuando sentí que una sombra aliviaba el punzante calor de los rayos del sol. Levanté la cabeza y pude ver reflejada en su silueta la perfección del cuerpo humano. Tendió una toalla azul y se sentó a pocos metros de mí. Vestía un traje de baño negro con un gran lirio que iba del pecho a la ingle. Se percató que la observaba y sonrió. Yo quedé pasmado y con los ojos fijos en esa gran flor que señalaba una trayectoria pecaminosa. Después de echarse, extendió ambos brazos como preparándose a recibir a un ángel o adoptando esa posición en señal de penitencia. Comencé a recorrer su piel embriagadora con la mirada, deteniéndome inevitablemente en aquellos ejes sexuales que son prohibidos. El sudor me bajaba lentamente, gota a gota, de vello en vello y se acumulaba en mi ombligo para después rebalsarse y continuar su camino. Sólo movía mis labios para recibir las gotas saladas del deseo que iba en aumento. Mis manos comenzaron a coger fuertemente puñados de arena, crispándose cada vez que ella hacía el más ligero movimiento. El resto de la gente había ya desaparecido y me tiré boca abajo con su imagen grabada en los ojos, tratando de cubrir mi deleite. Era ya demasiado tarde para detenerme y adoptando también la posición de un crucificado, me entregué una vez más al pecado sin importarme la condena. Contuve el grito de placer y en una fracción de segundo inmensurable, pude ver cómo las olas del mar me elevaban hasta el infinito, pude sentir que la luz del sol me abrasaba deliciosamente y acepté la embestida de mis cinco sentidos hasta estallar por esa breve locura y despertar sin aliento.

Finch




La Gran Embaucadora

Horrenda e impía, la monstruosa mujer se masturba sobre el mundo, mientras minúsculos hombres la contemplan, con sus miembros erectos, por la exaltación que su lúbrica actitud les despierta.

Ella se goza en cada pliegue de su infecta carne y se satisface con las yemas de sus sensoriales dedos, mientras manipula con maestría eterna los lugares más recónditos de su esencia, sonriendo lasciva al público que hipnotizado se irgue frente a ella, incitándolos a poseerla.

Es un espectáculo de millones, adorando las sinuosidades de su cuerpo, estimulándose con su lento goce de caracol, sobre el camino marcado con sus humores. Ella se exhibe, se sabe adorada, se reconoce deseada y eso le provoca los espasmos del orgasmo que nace desde su vulva hasta su cerebro.

No satisfecha, inicia otra vez el coqueteo con su cuerpo, en la búsqueda frenética del placer. Abre sus piernas poderosas y los minúsculos hombres ingresan a ella; inundándose de su mucosa palpitante, invadiéndola, culebreando en su interior con sus miles de lenguas, buscando explotar en el placer en el que ella explota, desprendiendo sus néctares sobre el mundo que glotón los paladea.

Ella se emborracha en cada orgasmo y vuelve al principio de todos los principios, exhibe su desnudez, su carnes corruptas y, sin embargo, nuevamente; el séquito de amantes que en ella se masturban, caen en su interior embelesados y giran envueltos en los embaucadores espasmos con los que La Codicia los atrapa.

gmmagdalena




IMAGINACION

He nadado por días en medio de estas sálobres aguas. Ahora, solo floto entregado a una respuesta que no llega, a mi pregunta esperanzada.

Ardo en deseos de sentir una piel junto a la mía, antes que mi alma abandone mi cuerpo exhalando el último suspiro en medio del océano.

Se nubla mi razón. Me parece observarme desde arriba, mientras mi cuerpo resignado espera con los brazos en cruz, flotando sobre el mar, solo a merced de un sol que confunde mi mente.

Sé que luego vendrás sirena imaginaria, y me mantengo alerta. Ya te siento venir excitada de deseos. En medio de millones de burbujas, te asomarás desde el fondo marino, acercándote a mi muy lentamente.

Sé lo que harás, y mi piel comienza a tensionarse. Es el calor del sol que irrumpe a través de mis párpados cerrados, o mi cuerpo completo se comienza a vestir de un deseo que remece mi humanidad entera.

Navego sin timón, a la deriva de un sueño que invoca los deseos albergados en mi, implorando ser lanzados hacia el hermoso cuerpo que brotará muy pronto desde el fondo.

Me preparo poco a poco para sentir tu piel, tu suave curvatura, tus pliegues suavizados de humedades que esperan ser recorridas una y otra vez por mi volumen que emerge como mástil sobre la superficie de mi navío cálido.

Lanzo mi desesperación sobre el oleaje, cuando siento tu mágica presencia, el aguardado momento del contacto sublime.

Alzada sobre el agua comienzas una dulce fricción, manteniendo con presión entre tus labios de sirena extinguida, ese trozo de mí que se alza con firmeza desde mi soledad excitada, gritando libertades.

Y desde mi garganta brota el grito extasiado, bajo tu boca húmeda, al tiempo que mi cuerpo proyecta ese delirio que provocó tu lengua, y explotando hacia el aire, voy cayendo muy lento sobre el mar, convertido en espuma.

Tu_risa