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2/ 12/ 79
Te escribo esta misiva desde mi posición en las trincheras. Como verás, ascendí aún sin vida a uno de los mejores sitios de mi patria. Estoy en paz con los que derribé en combate, como con los que dejé que continuaran viviendo. Donde había un infiltrado exterminé la zona que lo circundaba, al igual que una manzana podrida contamina a las otras que la rodean. Fui feliz; acaté las órdenes de mis superiores; mantuve mi rango y salí ileso de todas las batallas; solo el final de la guerra acabó con migo en el cuartel. El sol acribilló en pedazos mi silueta, la tarde en que murieron mis subordinados y aunque superé tiempo y espacio, ahora solo reviso las huestes en un silencio matutino. No tengo nada por que arrepentirme, solo el hecho de no haber luchado más y mejor. Mantengo el valor de todas las operaciones ejecutadas en mi haber, junto al tenor de las medallas obtenidas; soldados, no decaigan en sus fuerzas: ¡Viva la patria¡
Héctor
14/ 3/ 80
Hoy en la quietud del alma respondo a tus letras grabadas con mi sangre. Yo también ascendí, aunque como una nube de dudas que nunca podrá saber su paradero. Peleé en combate contra los de tu raza; maté en defensa propia y de los míos; sacrifiqué las vidas de mis camaradas para robustecer la esfinge de esta Nación y todo se perdió entre sus manos. Nunca robé ni humillé a los de mi clase; mantuve el honor de líder ante un pueblo que pedía a gritos libertad; batallé contra el escudo azul de sus divisas que no daba tregua a los pedidos, hasta que mi cuerpo como el de muchos, desapareció entre la humareda de sus bombas. Tampoco me arrepiento de nada; disfruté el tiempo en que defendí a los míos, aunque ello haya causado mi desaparición; puse el alma en esa lucha cuerpo a cuerpo contra el anonimato, dejando atrás una inmensa fila de cadáveres. Ahora sigo aquí recluido en los pedazos dispersos en que me dejaron; dentro de mí, los pasos de sus botas aún siguen avanzando por las cuadras de mi casa; no hay rencor, solo mantengo la misma ideología aferrada entre mis huesos; camaradas, no dejen de luchar por la Nación.
Mario.
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Texto agregado el 14-01-2003, y leído por 637
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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15-01-2003 |
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Es la historia de mí país recreada, se ve que no te dá para entender, no puedo explicarlo todo, byes, Ana. AnaCecilia |
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15-01-2003 |
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Bueno, pero entonces no digas que es la historia de nuestro país. Saludos cordiales y respetuosos para la mujer más sensible del mundo. Salud!! cardenas |
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15-01-2003 |
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Tremendas las experiencias de quienes han sufrido guerras sin razón personal, aunque el bagabad ghita da razones balidas, que se aplican a nuestros pueblos latino Americanos , para que nuestras gentes rieguen barbechos con su sangre, como en Don segundo sombra (Si mal no recuerdo), se fue por la vereda como quien se desangra. gatelgto |
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14-01-2003 |
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Es solo un relato, estimado Cardenas, ¿o vos te crees todo lo que lees?... Ana. AnaCecilia |
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14-01-2003 |
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Eso es lo que te hicieron creer, la cosa fue más injusta me parece y a la guerrilla la hicieron cagar en dos meses, pero la dictadura siguió y la gente inocente scontinuó desapareciendo. ¡De qué guerrila me hablás! ¡Por favor ana, cecilia! Igual me gustó tu relato. Sigue así. Saludos cordiales. cardenas |
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