“Un lamento, es lo que puedo jugar y apostar hoy no siento, esa emoción de aquel que va a ganar suelto en la mesa la ultima carta que puedo jugar rey de tristeza la cara al fieltro debo voltear”
Despecho Montuno daiquiri
Estoy jugando la última carta y no tengo la certeza de ganar la partida, estoy apostando la esperanza y la fe, lo primero que puse en juego fue mi corazón con todo lo que llevo en el, sentimientos muchos sentimientos.
Siento miedo arriesgada apuesta la que hice en la mesa del amor, es poco lo que me queda pues últimamente he perdido mucho, conservo la esperanza de hacer un buen juego y ganar de no ser así, tendré que abandonar la sala para no regresar en mucho tiempo. Llevo poco en el casino de la vida rodeada de juegos de azar sin embargo en esta sala deje mis apuestas más grandes y siempre he perdido; mi cuerpo no soportaría una derrota más
Si pierdo los encargados de la sala me acompañaran a la puerta allí, estarán esperándome las sombras que me llevaran al salón de sombras y soledad, el peor de todos los de este casino, es oscuro y frío y los que están allí tienen un rostro apagado y viejo no tienen nada más que su atroz soledad, los restos de un corazón atormentado y una mente llena de recuerdos. se preguntaran, porque lo describo con tanto acierto la razón, lo conozco muy bien de todos los jugadores que conozco soy la que ha permanecido por más tiempo encerrada allí, acompañada solo por mi misma, por mis miedos y mis dolores intentando hacerme más fuerte, una buena cantidad de fortaleza es la única forma para volver al salón del amor pues de lo contrario el jugador va siendo cada día más y más aislado, su espíritu empieza a envejecer cambia las sonrisas por las lágrimas y se le complica mucho soportarse a si mismo; y la soledad que puedo decirles de ella no piensen que es mala, es una sensación agradable cuando el jugador decide apostarle, se disfruta y se aprende mucho, pero en estos casos es lo peor que puede suceder.
Tengo miedo, sentí una sombra sentada junto a mi cuando abrieron las apuestas en la mesa, el juego no termina y al parecer estoy ganando sé que debo ser paciente y tranquilizarme no puedo perder, esta vez no.
“hoy mi tristeza la voy a jugar, pues tengo el corazón herido y es que además nada puedo apostar contigo todo lo he perdido”
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