VIII



Miércoles 22:45

Tenía resuelto totalmente el criptograma.
Ya no puedo decir que accidentalmente sucedían las cosas porque las respuestas aparecían en los lugares más insospechados.
Después de corroborar mi resolución anterior, revise unas fotocopias que estaba a punto de tirar a la basura, cuando un símbolo similar al círculo rojo, blanco y negro llamo mi atención.
La diferencia con el que yo tenía era que este difería en colores, ya que era azul, blanco y azul.
Busque su significado y corrobore algo. Era una especie de estandarte o bandera.
No puedo revelar exactamente a quien pertenecía la bandera azul y blanca, pero si puedo decir que la que aparecía en mi papel era la bandera de lucifer. Con el tiempo sabría el porque de su existencia.
Queda decir que aun me falta explicar como llegue a resolver la ultima cadena de números 2 8 5 6 1
Utilizando el mismo sistema que las veces siguientes no llegue a ver una palabra oculta, pero aquí el alcohol fue quien me nublo el discernimiento porque allí estaba, clara y nítida.
Embriagado como estaba, decidí darme una ducha después de intentar rastrear la palabra durante largo rato.
Me prepare una muda de ropa y aspire una última línea de cocaína, no fuera que el baño me relaje y trate de dormir una siesta en cualquier rincón del baño.
Tratando de entrar a la bañera, resbale con la mala fortuna de caer hacia delante, golpeando la sien contra la canilla del bidet.
Mantuve los ojos abiertos un buen rato, viendo como el piso del baño comenzaba a teñirse del rojo de mi sangre.
No se que tiempo estuve inconsciente, pero di un respingo y me incorpore presa del pánico.
Había vuelto a soñar, pero esta vez los sucesos acontecían en una iglesia.
Era inmensa.
La luz diáfana del sol se filtraba por los hermosos y altos vitrales.
El aroma inconfundible de la mirra se entremezclaba con vahos de humedad atávica.
En un principio creí estar solo entre la enorme cantidad de bancos e imágenes religiosas, pero caminando hacia el altar observe que una joven rezaba reclinada en uno de los bancos de la primera fila.
Tuve un horrible presentimiento, si es esto posible en un sueño, y decidí no acercarme hacia la joven.
Al llegar junto al altar doble hacia mi derecha evitando a la chica y comencé a mirar con detenimiento los vitrales.
Estos describían imágenes que nunca antes había visto.
Recuerdo claramente una, en la cual se veía a un hermoso joven, de pie en un montículo natural de roca ante una multitud, en clara postura de estar arengando a las masas congregadas a sus pies.
Podía ver claramente las facciones del joven y note cierto aire femenino en su belleza, como un halo misterioso de dulzura y fuerza conjugadas en el rostro.
Me acerque al otro vitral con sigilo.
Cada uno de mis pasos sonaban atronadores, blasfemos.
La imagen que seguía simulaba una multitudinaria batalla, pero a diferencia de las imágenes de guerra que recordaba haber visto, en esta no había sangre.
Me faltan las palabras para describirlas pero era como si los combatientes se desdoblaran en el aire con gestos de dolor ante el acercamiento de un contrincante.
Podía ver claramente que había dos bandos, aunque ninguno llevaba un uniforme distintivo.
Para mis alucinados ojos, las imágenes cobraban una vida más allá de la realidad de su quietud. Describiría mis sentimientos hacia esas imágenes como de angustia, zozobra que se acrecentaban cada vez que miraba más en detalle.
Tratando de evitar esto, camine mas hacia mi derecha, acercándome hacia el otro vitral, pero la joven, que sin saberlo yo se me había acercado por la espalda me detuvo.
-todavía no podes ver los otros- me dijo, y su voz fue como miel en mis oídos, y su belleza la mas inmaculada que hayan visto mis decrepitas retinas.
No adivinaba a reconocer una raza en sus facciones y su cabello relucía envuelto en chispas de multicolores tonalidades.
Unos almendrados ojos parecían penetrar lo mas profundo de mi ser, sin sentir yo ningún deseo de prohibírselo.
-¿Quién eres?- pregunte y mi voz sonó profana.
Como única respuesta dejo caer la capa que cubría su torso obligándome a mirar su pecho.alli relucía el circulo rojo, blanco y negro.
Debajo del círculo brillaban letras y números.
Eran estos:


2 8 5 6 1
b h e f a
k q n o j
t z w x s

Como dije anteriormente, en ese instante desperté de un salto.
La sangre seca cruzaba mi rostro y la bañera comenzaba a desbordar.
Deje todo como estaba y volví a mi escritorio.
Tome el papel adonde había escrito las cifras del criptograma y lo vi claramente:


2 8 5 6 1
b H E f a
k q n O j
T z w x S

THEOS

El lugar adonde debía ir era al café THEOS,( el mismo con el que había soñado cuando me llevaba el taxista) en la esquina de SALTA y CHILE, el día JUEVES, y encontrarme con LUCIFER.
Todavía no sabía la hora del encuentro, y es mas, no sabía ni que día era hoy, así que desnudo y excitado como estaba corrí hacia la alacena.
Allí colgaba un almanaque y comprobé que era miércoles, pero la última sorpresa del día la tuve cuando fije la vista en el mismo.
Sobre las fechas, pequeñas figuras representaban los ciclos lunares.
Sobre la hilera que mostraba los números de los días de ese mes que eran jueves, un circulo dividido al medio, blanco de un lado y negro en al otra mitad indicaba media luna.
Automáticamente relacione:
Mediodía/medianoche la mitad del día
-mañana al mediodía- masculle, y un grito mezcla de una desconocida alegría y pavor cruzo la noche en mi solitario departamento