| Mis mujeres
 Las mujeres que acosan mi cerebro
 posan sus vaginas húmedas en mis manos,
 puedo poseerlas a todas,
 y sentirlas estrechas
 ceñidas a mi sexo agigantado.
 
 Quiero apartarlas,
 pero las dejo, por mis deseos, abrasado.
 
 En acompasado vaivén
 lame mi piel la de labios carnosos,
 la de grandes senos
 clava en mi pecho sus pezones rosados y tiesos,
 los cabellos enmarañados de la rubia
 juegan galopando bajo de mi ombligo
 y la otra con sus muslos calientes
 abraza mi delirio.
 
 Son mías las que más deseo
 y también las otras, todas!
 
 Ríos de sudor surcan mis piernas temblorosas,
 luces de arcoiris nublan mi vista,
 mi abdomen se tensa, excitado,
 y con placer inexplicable y ... culpa,
 me entrego al ritmo irrefrenable
 de mi brazo desbocado.
 
 Dentro de mi puño crispado
 un volcán en blanca erupción, fatiga,
 le da respuesta a mis ganas
 y pierde compostura ante la calma.
 
 Sosegado, regreso a mi soledad
 entre mujeres rendidas y satisfechas,
 y por tanto amor, agobiadas,
 escondidas
 bajo disfraces de sábanas y de almohadas.
 
 
 Yose
 
 
 
 |