Cara y Sello
Era un Sábado de miércoles… después de trabajar ocho horas en el Jockey Club, había malgastado otras tres parado como un idiota frente a la casa de Fressia, para que esta no se dignara asomar ni mucho menos perdonarme, este fin de semana no tenia ningún aliciente para mí. Para colmo de males encendí el ultimo cigarrillo, ya era tiempo de ir al Club… bueno realmente al Bar y Billares Tropical en la esquina de General Garzón con Santa Cruz, para conversar con los amigos, comprar un paquete de cigarrillos Inca Especial y tomar un café.
Cuando entre, el bar parecía vació, Roberto -- el dueño, Argentino… porteño que me enseño todo el lunfardo que yo se -- como siempre se encontraba tras de la barra… pero nadie jugaba Billar, para ser mas preciso... no estaba ninguno de los amigos de siempre
A la derecha en el rincón, un perfecto desconocido gesticulaba, sentado en una mesa ante una botella de Pisco Vargas, hablando solo entre sollozos, en medio de su borrachera.
- Roberto, dame un cortadito. Le pedí.
- Que no hay derecho, señor! Me dijo el borrachín, intentando conversar… buscando matar su soledad.
Porque últimamente yo se lo que es estar solo… me acerque y ante su invitación me senté en la mesa, Roberto llego con el café y la crema.
- ¿Qué le sucede, mi amigo? Pregunte como introducción.
- ¡Hoy la pesque in fraganti, siéndome infiel, en un acto asqueroso de incesto! Escupió.
- ¿Tirando con su hermano? Pregunte picado por la curiosidad.
- ¡Peor, tirándose ella misma! Ahora si que no entendía nada.
- Esta usted hablando cojudeces, mi amigo. Lo centre.
- Déjeme que le cuente... Todo el problema es con José Maria, vivimos juntos.
- Y lo pesco tirándose a la mujer de usted, que es hermana de José Maria. Le dije adelantándome en su relato.
- ¡Carajó, déjeme contarle...! Me aclaro.
----- Y lo deje explayarse -----
Lo conozco de toda mi vida somos de la misma edad, estudiamos juntos la Primaria y Secundaria en el Colegio La Salle, fueron once años de jugar juntos y defendernos mutuamente, sabes que para llamarte José Maria tienes que ser muy macho o terminas que te hacen maricón, el tenia que trompearse casi todas las semanas para evitar las burlas de los otros chicos, hasta que una vez en un golpe de suerte, le rompió los dientes de un puñetazo al matón de la clase porque este le agarro el culo, cuando los llamaron los Curas el dijo la verdad, el matón fue expulsado y nunca mas nadie dudo de su hombría.
Desde muy chico, siempre acentuaba sus características masculinas, forzaba la voz gruesa, comentaba exagerando sobre el tamaño de su pene, enamoraba abiertamente a las chicas, pero nunca le conocí enamorada o novia, empezó a afeitarse muy temprano cuando yo no tenia ni pelusa, al poco tiempo se le empezó a notar un bigotito incipiente que el cultivaba con esmero, usaba pantalones y chaquetas muy holgadas, muy de vez en cuando se le salían gallitos que sonaban femeninos, que el disimulaba tosiendo o riendo y se esforzaba en corregir.
Yo jugaba fútbol y practicaba natación, José Maria nunca practico ningún deporte, tenia un certificado medico que lo exceptuaba de Educación Física, parecería que le tenia miedo al agua, porque jamás lo vimos en la piscina ni en las duchas del plantel, tampoco participo nunca en las masturbaciones colectivas donde apostábamos a quien llega mas lejos, una vez en su casa entre corriendo a buscarlo en su cuarto y lo vi subiéndose el calzoncillo, tenia un potazo bien bonito, casi me mata cuando se lo comente, a pesar de las diferencias que siempre hay entre muchachos, fuimos muy buenos amigos, que nos dejaríamos matar por defendernos el uno al otro, todo marchaba muy bien hasta que, en mala hora me enamore de ella.
Mi papá para hacerme hombre me llevo una noche al Jirón Huatica, a las casas de las francesas -- no eran realmente francesas sino Croatas y Eslavas que llegaron al Perú en una migración oficial, para encontrar que no tenían trabajo, no conocían el idioma y el gobierno las había engañado y lo único que les quedo para poder vivir fue meterse a puta -- para que me iniciaran en las artes del amor, cuando se lo conté a José Maria este me hizo un montón de preguntas para satisfacer su curiosidad, yo le prometí que algún día lo llevaría para que conociera.
La ocasión se presento en la fiesta de graduación del colegio, habíamos estado bebiendo durante la comida y seguimos bebiendo durante todo el baile, como a las diez José Maria que estaba más borracho que yo, me abrazo diciéndome.
- Yo te estimo, Johny... somos amigos de toda la vida, haría cualquier cosa por ti. Y me beso en los labios haciéndome cosquillas con el bigote, puta que si estaba borracho.
Confundido, decidí llevarlo donde las francesas para hacerlo hombre, llame un Taxi y fuimos a La Victoria, nos bajamos en la Plaza Manco Cápac y marchamos hasta el Jirón Huatica, José Maria estaba tambaleándose al caminar, llegamos a una casa donde habían dos mujeres mas o menos jóvenes exhibiendo su desnudes en la ventana, nos pusimos de acuerdo sobre el precio para una cama redonda, pague adelantado... cerramos las puertas, las putas se desnudaron y se pusieron en la cama con José Maria que por su borrachera se había echado sobre la colcha y no atinaba que hacer, empecé a desvestirlo, le quite el saco y el pantalón, cuando le quite la camiseta note que tenia una venda muy ceñida en el pecho, que casi no le dejaba respirar, al soltarla me di con la sorpresa de las dos mas hermosas tetas que nunca vi, duras y bien formadas con pezones grandecitos y rosados, contrastando con la blancura de su piel... ¡José Maria era mujer!
Loco de lujuria acaricie esos lindos senos que estuvieron tan cerca de mí, sin yo notarlos... la excitación me produjo una tremenda erección, a José Maria también se le endureció el pene, ¡Algo no rimaba...! ¡Algo estaba fuera de sitio!
Le quite el calzoncillo con su complacencia, tenia un instrumento de tamaño casi normal y las bolsas del escroto estaban en su lugar, pero entre el pene y las bolas había una vulva perfecta, con grandes labios rosados y flanqueada por pelo púbico casi rubio, yo estaba en el paroxismo, en la locura total, no pude resistir mas... moví su pene a un costado, lo penetre sin piedad desflorando ese agujero nunca antes usado, José Maria se transmutó, empezó a hablar con voz femenina, ha decir que me amaba de siempre, que invariablemente quiso ser mi mujer.
En la locura del sexo, ambos empezamos a gemir y gritar ante la sorpresa de las prostitutas que nos miraban espantadas, al principio fue asqueroso sentir que me eyaculara en el ombligo, pero luego me acostumbre y hasta llego a gustarme... avergonzados abandonamos el lenocinio y esa noche dormimos juntos en mi cuarto, agarrados de la mano.
El o ella era Hermafrodita, tenía características masculinas y femeninas a la vez y órganos sexuales completos de ambos sexos, inclusive psicológicamente tenia un complejo desdoblamiento de personalidad que le hacia pensar como hombre o como mujer de acuerdo a las circunstancias, había tenido suerte que al nacer sus padres se opusieron a la Operación de clitorectomía que le hubiera extirpado el pene, el escroto y las bolas, convirtiéndola en una mujer sin sensaciones de placer.
Después de reconocer nuestro amor, decidimos vivir juntos, buscamos trabajo y arrendamos un departamento frente al Lawn Tenis de la Exposición, junto al Campo de Marte, éramos felices con nuestros problemas, para todo el mundo figurando como amigos de siempre y para nosotros jugando a llevar una vida normal de pareja en secreto, a pesar de los problemas que eso traía consigo; trate de documentarme en su defecto y aprendí mucho sobre ello.
- ¿Ustedes sabían que?
Hermafrodita es una divinidad Griega, hijo de Hermes el máximo masculino, señor del Falo y de Afrodita ejemplar femenino de extrema belleza, señora de la vulva... que tiene la extraña virtud de ser autosuficiente sexualmente y no requerir de nadie para su deleite.
Para Platón, en los orígenes había tres sexos: masculino, femenino y hermafrodita bisexual. Cada macho se dividió en dos mitades masculinas, cada hembra en dos femeninas y cada hermafrodita en una mitad masculina y otra femenina. Las mitades masculinas salieron a buscar su alma gemela en otro hombre, las femeninas en otra mujer y las mitades de la hermafrodita se procuraron una unión heterosexual. Como se ve, según esta concepción las almas gemelas no tienen que ser siempre de distinto sexo. Es tan probable que se unan en relaciones heterosexuales como homosexuales.
Según el concepto Rosacruz Del Cosmos, Cuando la materia con que se formaron después la Tierra y la Luna era todavía parte del Sol, el cuerpo del hombre naciente era aún plástico y las fuerzas de la parte que después se convirtió en Sol y las de la parte que ahora es la Luna obraban fácilmente en todos los cuerpos, así que el hombre de la Época Hiperbórea era hermafrodita, capaz de reproducir otro ser de sí mismo, sin la intervención de ningún otro.
Según la Mitología Hindú, Purucha: El primer hombre, era hermafrodita.
En los símbolos del Tarot, El macho cabrío es HERMAFRODITA, AUTOSUFICIEN-TE, EGOLATRA; posee las MAMAS de mujer, y el FALO o pene de hombre; su cara y sus patas son de cabra.
Psicológicamente para mí, tampoco era un día de campo, me consideraba homosexual hasta el momento en que veía y acariciaba su maravilloso busto que me decía que era una mujer, me apasionaba imaginarla como mi mamá amamantándome mientras yo la acariciaba, claro que hubieron veces que perdí todo el libido al sentir su pene inclusivo en mi estomago o al sentir la pegajosa sensación de su eyaculación.
Habían días en que ella despertaba como Maria José, era una criatura tierna y adorable, tremendamente femenina... de esa es de la que yo estoy profundamente enamorado, otros días amanecía José Maria, machista pendenciero odiando mi definición porque el estaba indefinido, a pesar de esto nos llevábamos bien, cuando el se sentía hombre, éramos amigos que íbamos a parrandear, el había perdido las trabas anteriores y tenia sexo con las mujeres que se lo permitían, para mi esto no me daba celos, porque tenia dividida la personalidad de José Maria, mientras Maria José fuera solo mía, no me importaba.
Cuando era Maria José, se comportaba como una geisha japonesa adorando a su señor, me cocinaba los platillos más sabrosos, me jabonaba en la tina y se bañaba conmigo, satisfacía mis mínimos antojos, llegaron a gustarme sus besos... a pesar del bigote.
Teníamos sexo de manera poco convencional, era una molestia el sentir su órgano masculino tratando de penetrar mi ombligo en los momentos de placer, otras veces practicábamos sexo oral con inesperadas consecuencias, llegue a ver como algo normal el sentir su eyaculación masculina en medio de su orgasmo femenino.
Cuando despertaba José Maria era un verdadero hijo de puta, un macho cabrío desenfrenado que no reconocía límites a su lujuria, que me ocasiono más de un problema.
Se tiro a mi hermana menor, claro que ella era una quinceañera desenfrenada buscando desesperadamente quien le rompiera el coño para salir de la curiosidad y el le hizo realmente un favor, pero mi hermana lo paraba buscando sistemáticamente para seguir aprendiendo y esto era realmente vergonzoso.
Menos mal que sus padres que sabían del problema, me aceptaban como alguien de la familia, porque después que el se quiso tirar a mi mamá, mi padre nos prohibió aparecernos por su casa y amenazaba con dispararle si alguna ves se acercaba a mi madre, tampoco era para tanto.
Una mañana desperté con un dolor muy intenso en el esfínter. Había amanecido José Maria y me estaba sodomisando, yo comprendo que el amor tiene un precio que hay que pagar, me deje a pesar de que no es nada placentero -- no entiendo como pueden haber maricones, eso duele -- el estaba como poseído, frenético vengándose por las veces que me la había tirado, el repetía esta rutina cada vez que quería humillarme y yo se lo permitía por amor.
Yo en cambio siempre la penetre como a mujer, nunca trate de sodomisarla porque eso hubiera sido homosexualidad y la nuestra era una relación heterosexual limpia, que desgraciadamente nunca podría terminar en el altar.
Todo iba muy bien hasta esta mañana que escuche gemidos en el baño y la encontré penetrándose ella misma en una postura angular, repulsiva y obscena, gimiendo de placer en un acto supremo de incesto, no pude contenerme y por primera vez en nuestra vida en común la abofetee.
- ¿Qué le parece?... ¿Debo suicidarme? Pregunto el borrachín.
- ¡Pero mi amigo, eso es simplemente masturbación! Le dije yo para suavizar la vaina.
- ¿Usted Cree?
- Estoy seguro, que eso no es ni infidelidad ni incesto. Fue mi opinión.
- ¡Entonces adiós! Se despidió Johny.
- ¿Qué va ha hacer usted? Le pregunte pensando lo peor.
- Me voy a pedirle perdón a Maria José. Dijo alegremente.
- ¡No se olvide de pagar la cuenta! Respondí.
- Las cosas que se ven! Dijo Roberto que se había soplado toda la historia.
- Razón tenia Enrique Santos Discépolo Termino.
Gratia plena
Al caballero Daniel Navarro que con su cuento Torero me dio la idea de explorar el amor hermafrodita bajo un diferente punto de vista.
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