Inicio / Cuenteros Locales / Soli / El hombre que no lo podía creer
Había una vez un hombre que no lo podía creer y se volvió muy malo para entenderlo.
A las dos de la tarde del quince cruzó la esquina de la calle Jardín rumbo a la Plaza Central en donde cometería la infracción. Detenido por tres mexicanos brujos que parecían borrachos, el hombre que no lo podía creer optó con toda seguridad que sólo eran unos borrachos pero ya era demasiado tarde. María Brumosa se había levantado y puesto a andar desaparecida tras una esquina en la que nunca en la vida hubo nadie, a pesar de que parecía que lo hubiera. El hombre que no lo podía creer decidió seguirla aunque tuviera que hacerlo hasta el jueves a las dos de la madrugada en la que lo despertó el brillar y como la voz de una estrella y lloró bajito hastiado de la falta de paradigmas en su vida. Cogió el cuchillo con el que mataría si llegase siquiera a sospechar, y con el que gritaría "¡¿Me quieren volver loco!?" y se cortó las venas por ausencia de señal alguna después de los cuarenta años.
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Texto agregado el 07-11-2005, y leído por 131
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