Plotino era un bombillo y Proclo era otro

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Tenemos una idea un poco extraña de los que es la vida, a veces pareciera que es un acuerdo. Hacemos tanto esfuerzo en ponernos de acuerdo sobre lo que es la vida, como dos hombres que se hayan acostado con una misma mujer poniéndose de acuerdo en definirla en una idea aceptada por ambos. Olvidamos que la vida entabla con cada quien una relación única mil veces más rica que todo acuerdo. Cuando por falta de seriedad se consiente un acuerdo, la relación directa tanto con la vida como con una mujer, pierde todo su encanto y riqueza. Entonces pagamos por tontos e ingenuos. Hemos perdido por desvalorar lo nuestro; por buscar un acuerdo con quienes se hallan en la misma situación que nosotros; quizá por curiosear, para saber lo que piensa el otro sobre los que amamos o creemos amar, o quizá por hacer uso del raciocinio para opacar todo misterio y así de esta manera sentirnos protegidos y con control... sentirnos en control de lo que día a día vamos opacando hasta empujar hacia el desprecio y teniendo éxito hundirnos en la soledad sin riqueza, en la pobreza espiritual.
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Pero la vida, así como una mujer rica y hermosa, sabe que los hombres serios confían más en sus propios sentidos que en las disertaciones de otros hombres. ¿Quién pregunta a los demás sobre su propia novia? Nadie. Quien se deja maravillar por aquello que ama obtiene así todos los tesoros que brillan más allá de lo que pueden ver los ojos.
Quien no pregunta sobre su novia encontrará en ella siempre una mujer maravillosa.
Quien pregunta vivirá decepcionado y verá podrirse un capullo.

Lo de "Nadie" era sólo una broma.

La vida vale tanto como una novia.