La energía no tiene nada que ver con nuestras capacidades expresivas ni con saberes acumulados. Creo que se nace con ella independientemente de las circunstancias del azar. Una persona puede no saber leer y hasta puede ser que la lectura le parezca una tontería y hasta puede ser que lea cosas que quienes leen no son capaces de leer y hasta puede ser que quienes leen le parezca unos confundidos y unos aburridos que no saben cómo perder su tiempo sin convertirse en unos engreídos.
Hay un mundo que no es el mundo de las personas, no es que haya dos mundos, hay un solo mundo porque el mundo de las personas no es un mundo a pesar de que las personas creen que el mundo de las personas es el mundo: ser bonita, ser rico o pobre, tener éxito o ser un fracasado, ser alguien o ser un don nadie, es un lenguaje, sí; pero no es el mundo... es un mundo que no es un mundo y hay un solo mundo que no es ese mundo, que es otro mundo que es el mundo.
A ese mundo los estúpidos no lo conocen, pero hacen parte inexplicable de su misterio, algunos filósofos llamaron a los estúpidos "accidentes", el hecho es que los accidentes abundan e irritan pero son parte de la sorpresa final que todos estamos aguardando, de la develación. En una cosmogonía maya se cuenta que a unos Dioses la creación de la Tierra no les salía y que finalmente la sacaron al azar de entre el mar. Heráclito dijo que no hay nada más poderoso que la mano de un niño justo en el momento de lanzar unos dados. Los accidentes no solo son necesarios sino cruciales, sin ellos nada habría, para consternación de todos. Dejemos de llamarles "estúpidos" y que si creen que es bello meterse silicona en las tetas que así lo crean.
Ahora bien: Es posible estar vivo en el mundo (En el Mundo), quien está vivo en el mundo no ve vivos por ninguna parte. El mundo le habla y él siente el hablar del mundo, pero no hay nadie por ninguna parte, no hay personas. Todo depende de la personalidad de cada cual, pero cuando el mundo le habla a uno, cuando silenciosamente le va gestando el recuerdo de su sí mismo, el mundo y uno se vuelven mágicos. El mundo es un lugar mágico. Y de pronto aparecen otros que están vivos en el mundo que no son los accidentes. Siempre somos los mismos de siempre.
La magia es la corroboración directa de que el mundo es energía y de que uno mismo es energía y esa energía posee muchos medios mediante los cuales comunicarse, transmitirse, expresarse, entre mundo y sí mismo, uno mismo. Puede ser mediante una lógica de las casualidades o mediante figuras en las formas de las nubes (uno mismo). Burroughs descubrió que hasta es posible la comunicación a través de los accidentes (su descubrimiento no es nada nuevo, las cosas sólo pueden ser nuevas para los accidentes). En el follaje, o mediante presiones intensas sin el acompañamiento de imágenes.
Cada uno de los vivos (de los vivos en el mundo) posee una capacidad y una cualidad energética propia. Se puede dar, se puede recibir, se puede transmitir, se puede robar o ser robado, se puede quitar o ser quitado, se puede devolver o dejarlo sin devolver, se puede incluso invertirse, ser duro o elástico con lo que uno mismo es, algunos pueden hasta inventarse a sí mismos, de verdad.
El mundo siempre nos recuerda, la gente es otra cosa, pero el mundo siempre nos recuerda y porque el mundo siempre nos recuerda uno también se recuerda a sí mismo y eso da una energía inmensa, porque el ser abarca la totalidad de sí mismo en el mundo, de comienzo a fin. Pero el mundo también nos exige y a veces a la fuerza, que recordemos también al mundo, que es la historia de sí mismo y a los golpes nos recuerda que no es pertenencia de nadie... y sin embargo nos recuerda.
La energía no posee pensamiento, es acto, es acción y relación directa, es transformar y es transformación mientras sucede una relación energética directa entre sí mismo y mundo - al principio era ése verbo, y ese verbo es el principio verdadero de toda cosa; sólo se piensa mientras no se puede más hacerlo.
No todos los seres pensamos, otros ni siquiera nos movemos, Hermes sentado en una cueva cambió Eras.
Leer es cosa de tontos cuando uno se da cuenta que tiene un lenguaje propio capaz de3 crear sincronía y que ese lenguaje no posee palabras. Sólo eso es vivir, lo demás es distraerse. A menos que, se lea a la manera del analfabeta de un comienzo y que se pueda introducir en el lenguaje que le revela el mundo una o dos de sus propias palabras, o quizá mejor ninguna y cumplir cabalmente la tarea encomendada. Ser siendo todo el tiempo (porque el mundo es energía) u optar por la inversa hasta la momificación.
|