VII


Lunes 15:00

Debo aclarar que llegue a estas conclusiones después de innumerables pruebas, porque explicado así, de forma sencilla, parece una simple adivinanza.
Si tomaba como cierta la posibilidad de un encuentro con lucifer, debía apurar la resolución del criptograma.
Este hablaba de JUEVES como posible día de encuentro, aunque me faltaba resolver adonde, a que hora, y definir en que lugar.
Se que todo esto parece una locura.
Yo, un simple mortal, encontrarme con un ser sobrenatural en un café, suena ridículo y estupido, pero en esos momentos me encontraba en un espiral de alcohol y drogas imposible de detener.
He obviado detalles de cómo transcurrieron esos caóticos días, y si lo hago es por pudor.
Si, siento vergüenza por la forma en que me maneje en esos días.
La cocaína era una compañera esporádica de mis actividades insomnes, por esas noches era infaltable, combinado con litros y litros de cualquier bebida alcohólica que encontrara.
Mi actitud hacia la vida era totalmente incorrecta, y desde hacia años era así.
Estuve casado 2 veces, y las 2 fueron una tortura insoportable para mi necesidad de libertad. Al poco tiempo me cansaba de mis mujeres y buscaba la tranquilidad y el refugio que dan las letras.
Era escritor de nacimiento, y fluido lector desde el vientre de mi difunta madre.
Pensar que podía tener de primera mano la información necesaria para escribir una novela sobre lucifer, el personaje culpable de todos los males que existentes en el universo (eso creía yo en ese entonces), hacia volar mi alucinógena imaginación hacia limites imposibles, únicos.
Por eso, si alguien se pregunta si tenia miedo, debo confesar que no.
Y la principal razón era que nada me detenía ni retenía en esa vida miserable y frustrante que llevaba.
No había hijos, ni parientes cercanos. Solo algún que otro amigo que podrían recordarme por partidas de ajedrez o billar, charlas rociadas de coñac discutiendo si Borges se burlaba de nosotros los lectores o eran nuestras limitaciones las que nos hacia libélulas tratando de entender el teorema de Arquímedes.
Debía resolver ese criptograma, encontrarme con lucifer, y lograr por una vez en la vida algo que valga la pena: dejar una herencia verdadera.
Considero que mi único vástago posible era escribir un buen libro, aunque me vaya la vida en eso.
Estaba dispuesto a todo, y en eso estaba por ese entonces.
Debo volver al acontecer de los hechos y espero que estos desvaríos de un perdedor encuentren eco en alguien algún día.
Pase el resto de la tarde y noche buscando respuestas, y cercano al amanecer del martes llegue a casi todas las soluciones.
Primero: la suma de los números puestos a trasluz me dio la siguiente cadena de números.
4 =D M V
5= E N W
9= I R
9= I R
2= B K T
1= A J S


Busque y busque alguna palabra en esta cadena, pero fue una casualidad la que me mantuvo insistiendo.
Supuestamente, la palabra resultante debía completar la frase------sodiumparit.
Probé intercalando las letras de distintas maneras, como si esto se tratara de un anagrama, pero algo me decía que estaba equivocando el camino.
Para tratar de despejar mi cabeza, harto de sumas y restas, decidí bajar a algún bar a continuar la incipiente borrachera que ya me dominaba. Ya era martes a la noche.
Acodado entre los parroquianos, y luego de horas de beber abundantemente, trate de emprender el camino al departamento.
Trataba de disimular el vacilar de mis pasos con un sencillo bastón que acompaña mi cojera, cuando de uno de los callejones laterales de la avenida salieron dos hombres fornidos que interceptaron mis pasos.
Apenas cruzamos la bocacalle, uno de ellos me tomo con fiereza del brazo y me empujo a un derruido zaguán.
-dame la plata leca, apurate¡¡-
No opuse resistencia, porque vi que el segundo hombre empuñaba algo que parecía una pistola.
-¡dale leca, que mi amigo te quema en 1 segundo ¡- grito entre dientes.
Busque en mis bolsillos y entregue el poco dinero que tenia.
Al parecer no quedaron conformes porque el que parecía armado me arrojo una trompada feroz que dio de lleno en mi mandíbula, arrojándome al instante al suelo.
-¡endericua, ¡ lo mataste boludo- recrimino el que anteriormente me sujetaba- revísale los bolsillos y vamos-
En un principio, cuando los oí hablar, reconocí que los asaltantes no eran porteños, pero al escuchar las palabras que empleaban supe que eran paraguayos o correntinos.
Cuando recibí el golpe caí semi-inconsciente, pero el escuchar sus palabras en guarani un deja vu me llevo tiempo atrás, cuado a mis 18 años hice la conscripción.
Allí tuve compañeros correntinos y ellos me enseñaron algunas palabras en ese dialecto de los pueblos del norte.
No se porque artimaña de la mente recordé “------sodiumparit” y me pregunte:
¿Y si es otro idioma?
Resumiré totalmente lo que aconteció al poco rato:
Un patrullero de la policía me encontró desvanecido en la esquina adonde sucedieron los hechos.
Me llevaron sangrando como estaba a la seccional, adonde pase el resto de la noche con otros detenidos por averiguación de antecedentes.
Cerca del mediodía, un asistente social me hizo unas preguntas entupidas sobre que significaban los números y letras que había dibujado en el piso de la celda.
Le dije que solo eran pasatiempos, que no estaba loco, y que estaba aburrido de esperar que me liberen.
Dije esto sin poder disimular una sonrisa.
Recordaba de memoria los números y letras del criptograma, así que esa noche, gracias a mis asaltantes, entendí que la frase faltante estaba en otro idioma, mas precisamente en latín.
La palabra faltante era VERITA, que si la adjuntamos a SODIUMPARIT nos da:
VERITASODIUMPARIT.
Si la dividimos con un poco de discernimiento resulta:
VERITAS ODIUM PARIT
Que en la lengua de Virgilio significa: la verdad engendra al odio.
Tenía otra parte mas resuelta, y mas adelante, si el tiempo y las fuerzas me lo permiten, analizare.
Llegue a mi departamento, me enjuague el rostro y corrobore los datos.
Estaban correctos.