Esta noche no le encuentro sentido al recuerdo, levanto barricadas entre él y yo; me descubro haciendo cualquier cosa que me ayude a evadirte sin entender que aún escapando te sigo buscando. Confundo lo real con lo maravilloso, lo más odiado con lo más amado, y trato de descubrir que fue lo que me llevó a abandonar a esa sensual muchacha esta tarde, y que me impulsa ahora recordar, con impaciencia, sus pechos tan suaves, su pubis tan negro (tal vez, quiera entender que fui tonto). Mientras tanto sigo escribiendo y buscando mi armonía,en un remanso del pasado, en un rincón del olvido, entre los necesitados de (mi) alegría, o en una esperanza (fantasma) que, por supuesto, no alcanza. Entre tanto sexo vivido y reprimido esta tarde y el fuego de este amor en silencio, por vos, que me quema, repito una idea que, desde siempre, gobierna mis días: no pido nada de nadie ni culpo a nadie de nada.
|