Inicio / Cuenteros Locales / Villa / Tú sólo estás a cachos. (Pero vas a tener que oírme)
Con todo no esperes
que siga aún aquí después de las doce.
Tu siempre estás a cachos.
Y yo sólo quería decirte que te quiero.
Pero como te has marchado
pego otro trago y disimulo
y hago como que no pienso en tí.
Me agarro a otra mano
y me invento una historia
para no irme aún a casa
Pero preferiría aún así morir
a dejarme la piel viviendo
o tener que vivir fingiendo
intentado que nadie llegue nunca a ver
que soy un pelele de tu presencia.
Me dicen que estoy pálido
y yo pienso que por lo menos todavía estoy
y aunque difuminado
me ven cuando ando tambaleándome.
Tus ojos fueron barcos
y el alcohol es el mar
y queda el mar, huye el barco
y yo empiezo a nadar
calao hasta los huesos
hasta el alma humedecido
cansado y fatigado
me estoy empezando a plantear darme por rendido.
Y la luna, la muy puta se ríe
y yo le devuelvo educada e hipócritamente la sonrisa
esperando que la noche termine deprisa.
Pero mañana podría ser peor
si recuerdo todo lo que estoy pensando
y me doy cuenta del abismo nauseabundo que me está llamando.
Tú sólo estás a cachos.
pero son las 3 y yo aquí sigo
y ni siquiera has hecho caso
cuando mientras marchabas te he gritado
todo lo que te he querido.
No sé si alguien más lo ha oido y me gustaría saberlo
para cojer un cuchillo y rajarle el cuello o pegarle un tiro.
Pondría su cuerpo de adorno en mi pasillo.
¿Tendrías huevos entonces de volver algún día arrepentido?
Podría pasarte lo mismo...
El orgullo que te ciega te hacer creerte feliz
pero yo me río tí
porque vas a morir joven. A la vez que yo
y juntos seremos enterrados y compartiremos las rosas
mientras clamas al cielo desde ahí abajo.
¡Dios mío, por qué me has hecho esto! ¡Sabes que quiere rajarme el cuello!
Va a degollarme aquí bajo el suelo cuando no quede nadie! No sabes lo que haces!
Bonita sorpresa, te haré pedazos.
Tu siempre estuviste sólo a cachos.
Y vas a tener que oirme: Te quiero.
A ver como lo haces ahora para mantener la compostura
y mantenerte en esta situación entero.
Los demás no servían. Para qué los quiero.
Qué hago en el mar sin mi velero.
Y en el más largo viaje vas a soportar todo mi peso.
En la noche voy a guiarte y no podrás quejarte si quieres llegar a buen puerto.
Ahora no hay alcohol, pero hay negro
y de la nada más profunda brotará la nada más vacua
pero dará exactamente igual, pues la esperaré atrincherado
con tus trocitos junto a mi lecho. |
Texto agregado el 07-11-2005, y leído por 322
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